Ahora sabemos que el contagio es fundamentalmente por gotículas o aerosoles, pero hace un año había mucho desconocimiento y todo parecía útil para frenar el virus, los bulos se propagaban con rapidez por el temor a contagiarse de coronavirus.
Todas las recomendaciones se tomaban en serio. Se puso el foco sobre todo en las superficies. Se recomendaba limpiar la compra, con lejía o con alcohol. Hay gente que lo sigue haciendo a pesar de que no se ha demostrado que sea útil.
Los zapatos nos recomendaban dejarlos en la puerta o limpiarlos bien para que el covid no entrara en casa. Había hasta miedo hasta de recibir paquetes o cartas.
Sobre todo en la primera época había mensajes que circulaban de teléfono en teléfono que eran directamente bulos. Un ejemplo es una foto que se difundió de un coche totalmente calcinado y esas eran las supuestas consecuencias de un hidrogel que había explotado por el calor en un coche.
La alimentación también se ha vinculado a muchas 'fake news'. Pero, ni el alcohol, ni los limones, ni el bicarbonato, curan el covid... La epidemia de la desinformación ha sido también muy grave, nada de esto curaba ni cura el virus.
Uno de los primeros bulos fue un audio de un supuesto médico que alertaba de que todo estaba descontrolado u otro que decía que jóvenes sin patologías previas estaban muriendo. Eran audios falsos y alimentaron todo tipo de especulaciones, miedo y desconcierto.
Los lavados nasales no impedían la infección, tampoco comer ajo. Ahora estos bulos pueden hacer gracia, pero en su momento muchos picaron y probaron, por ejemplo, a beber agua caliente. Una de las consecuencias más habituales del coronavirus es perder el gusto y el olfato, por ello, se empezaron a difundir noticias falsas que decían que haciendo vahos se podrían recuperar estos sentidos.
Muchos de ellos no iban a ser malos, pero tampoco útiles. Se dijo que el calor mataba al virus, así como el frío, que habría aprobado general entre los estudiantes o que las mascotas traerían una mutación mortal. El virus tampoco viajaba en billetes ni en monedas.
Juan Miguel Velasco, experto en ciberseguridad, explica que esto se produjo porque "no analizamos con sentido común lo que estamos haciendo y al final lo que estamos haciendo es contribuir mucho más a que se difundan los bulos".
Las noticias falsas también viajaron fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, imágenes del 20 de marzo en Madrid que se hizo pasar por un hospital de Londres una semana después.