La maltrataban psicológica y verbalmente tanto en el aula como fuera del colegio, incluso en la puerta de su casa. Hoy los padres de varios alumnos del centro se sorprendían por lo sucedido. "Estamos asustados, no sabemos qué va a pasar. Nos hemos enterado por la prensa", aseguran los padres.
Durante varios meses la menor sufrió vejaciones, hasta que un día tuvo que acudir a urgencias por un ataque de ansiedad. La pediatra alertó a los padres: la menor había decidido contar el acoso.
Los padres de la menor acosada decidieron cambiarla de centro educativo, pero el acoso se mantuvo, en este caso en forma de ciberacoso, a través del teléfono móvil y de un perfil falso en una conocida red social usada por los jóvenes; y también a través de mensajes de whatssapp. Fueron esos mensajes llenos de insultos los que alertaron de nuevo a la madre que decidió denunciar, tal como recomienda la policía. “Si detectas que te están empezando a acosar, insultar, no hay que
borrar esos mensajes, al contrario, hay que guardarlos. Con toda esa información
es con la que hay que ir a denunciarles”, recomienda Silvia Barrera, de la Unidad de
Investigación tecnológica.
La investigación comenzó entonces, se guardaron los mensajes y perfiles desde los que amenazaban a la joven. La acosada contó a la policía que tenía miedo a represalias. “Normalmente el joven o la joven tiene miedo a ser un chivato y este es
uno de los principales motivos por los que no lo comentan ni con profesores ni
con los padres”, afirma la psicólogo Patricia Ramírez.
Una historia que se repite con muchos más menores de los que pensamos todos los días en nuestro país. “Cuando ya tenemos chicos que agreden que ridiculizan, que machacan, ya no hay vacuna. Hay antídoto. Y el antídoto es la sanción", asegura el psicólogo Javier Urra
Los cuatro menores involucrados en el acoso fueron arrestados. El centro decidió expulsarlos varios días y ya han regresado a las clases.