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Día contra la Violencia de Género 2020

Los menores testigos de la Violencia de Género también son víctimas: "No necesitas que él te pegue para saber que hay una amenaza en casa"

Durante muchos años en España, los hijos de las mujeres víctimas de violencia de género, testigos mudos del maltrato, no eran reconocidos como víctimas de esta lacra. Se veían por tanto obligados a cumplir con el régimen de visitas y encontrarse de nuevo con el maltratador. Así lo recuerda Patricia Fernández.

Patricia Fernández tiene ahora 22 años, estudia Periodismo y Comunicación Audiovisual y es feliz. Ha escrito un libro y ha fundado una ONG para ayudar a los niños que puedan estar sufriendo lo que ella ha vivido: ser testigo de la Violencia de Género.

Patricia vivió un calvario, durante años fue testigo de los malos tratos de su padre a su madre. Pero el calvario continuó también después de la separación de sus padres. Se estableció un régimen de visitas por el que se veía obligada a reencontrarse de nuevo con el maltratador.

Ni a ella ni a su hermano se les consideró “víctimas directas de la Violencia de Género”.

"Eramos un instrumento para perpetuar el daño"

Cree que ahí está el primer fallo, dice, de una cadena de errores, “falló la formación de los profesionales, no había una mirada con la que tratar a estos niños y niñas”, sigue.

“Nosotros no éramos hijos, éramos un instrumento para perpetuar el daño hacia la víctima que era nuestra madre”.

"Una estrategia del terror"

Los menores son las otras víctimas, a veces olvidadas, de la violencia de género y Patricia resume así lo que sufren: “Es como una estrategia del terror, tú no necesitas que él te pegue directamente para saber que hay una amenaza en tu casa. Yo por las noches no dormía nada”.

“Aunque con 4 años no sepa decirte que esto es Violencia de Género, sé decirte que tengo miedo y que no quiero estar ahí”, asegura la joven.

Así recuerda Patricia su infancia: “Los sentimientos que yo tenía son, sobre todo, muchísimo miedo y rechazo natural hacia lo que es una amenaza”, cuenta.

De esta "se sale"

Patricia, ahora, tiene claro que de esta situación “se sale”. Es optimista y ese mensaje lo quiere transmitir a todos los niños que sufren en casa Violencia de Género a través de su libro y de la ONG que ha fundado para ayudarles:" Vas a salir, he salido de ahí y me va bien”, asegura.

Patricia, desde su experiencia y con su edad, considera que la clave para conseguirlo parte de dos ejes fundamentales: la ayuda profesional y cortar el vínculo con el agresor.