Los Mossos d'Esquadra han detenido a quince personas en una operación contra dos importantes bandas de ladrones de viviendas en Barcelona y su área metropolitana, una de ellas liderada por uno de los más destacados cabecilla de la mafia georgiana.
Con la desarticulación de estas dos bandas a principios de mes, a las que se atribuyen al menos una veintena de robos con fuerza en domicilios de Barcelona y sus alrededores, el número de denuncias por ese tipo de asaltos en viviendas se ha reducido a la mitad, según ha destacado en rueda de prensa el inspector Pere Guillén, jefe del Área de Investigación Criminal de la policía autonómica, que ha afirmado no disponer de cifras exactas.
Según ha podido revelar la investigación policial, iniciada en abril y coordinada por la Fiscalía de Crimen Organizado de Barcelona, los dos grupos operaban de forma similar, siguiendo el mismo modus operandi que utiliza la mafia georgiana en todo el territorio español, donde cada banda dispone de una estructura rígida y cada miembro ejerce una función definida.
En una primera fase, los informadores escogían los posibles domicilios y los clasificaban en función de sus medidas de seguridad, y posteriormente instalaban en las puertas de acceso marcadores, pequeños trozos de plástico transparente que sirven para saber si la vivienda se encontraba ocupada, pues al abrir la puerta éstos caen al suelo.
Para cometer el robo, las bandas se dividían en pequeñas baterías de cuatro personas que se distribuían las funciones y, así, uno se encargaba de la vigilancia, un segundo de violentar la cerradura, y los otros de desvalijar la vivienda. Guillén ha enfatizado que las dos bandas actuaban de forma especializada y planificada, pues su objetivo siempre eran domicilios vacíos, de los que sustraían objetos pequeños y fáciles de transportar, especialmente joyas, oro, dinero en efectivo, relojes de alta gama y otros dispositivos electrónicos.
El jefe de una de las bandas era además uno de los líderes de la mafia georgiana -cuyos cabecillas son conocidos con el nombre de "cannonieri kurdi"-, que se encargaba de comandar a los distintos grupos, planificaba las líneas de actuación, intervenía cuando surgían problemas en el reparto del botín y gestionaba la caja común, que se utilizaba para pagar abogados en caso de detenciones.
El líder mafioso, que además recibía una compensación económica de todos los grupos que trabajaban para él, es un hombre de 53 años con antecedentes penales en Rusia, que había viajado a España con una identidad falsa, y comandaba baterías en otros puntos del país, como Alicante o en Sevilla, donde se produjo la detención de uno de los grupos.
Guillén ha señalado que es un hecho "poco habitual" que un líder mafioso georgiano escoja España como el lugar para dirigir a los grupos organizados, ya que, en la mayoría de los casos, estas bandas reciben órdenes del exterior, normalmente desde prisiones francesas, donde hay encarcelados muchos miembros de la mafia georgiana.
El cabecilla de la mafia georgiana detenido es uno de los delincuentes que más antecedentes policiales acumula en Europa, según la policía catalana. De los quince detenidos, trece de ellos han ingresado en prisión provisional, pero Guillén ha resaltado que todavía están en búsqueda policial una decena de miembros de las bandas, porque, según ha explicado, este tipo de grupos tienen mucha movilidad, y es probable que se encuentren en el extranjero.
Los agentes están localizando a las víctimas para devolverles el material requisado de los domicilios de los detenidos, donde se han intervenido más de 13.000 euros en efectivo, más de dos kilos en joyas de oro, dispositivos electrónicos y una gran cantidad de material destinado a forzar cerraduras y abrir cajas fuertes.
Asimismo, los Mossos han enviado las huellas dactilares del líder mafioso a bases de datos policiales de Europa para descubrir si tenía más antecedentes penales bajo otras identidades falsas. En total, los detenidos están acusados de 22 hechos imputables, aunque Guillén ha afirmado que podrían ser "muchos más", porque este tipo de organizaciones criminales tienen una "actividad diaria", y cometen robos varias veces a la semana.
Asimismo, Guillén ha subrayado que las bandas criminales georgianas suponen "uno de los problemas más graves" en cuanto a la seguridad en Barcelona, y ha indicado que "cabría hacer una reflexión" sobre las sanciones sobre este tipo de delitos, porque la detención de una persona que acaba de cometer un robo se considera tentativa, lo que baja "muchísimo" la penalidad y hace que el arrestado quede en libertad en cuestión de días.