La mujer acusada de matar a sus hijos de 3 y 11 años, el pasado 29 de septiembre de 2011 en su domicilio de Jaén, afirma ahora no recordar haber acabado con la vida de los niños, pese a que en su día confesó los hechos. "Sólo recuerdo un túnel negro, una manta y unos niños", gritaba la acusada al entrar en los juzgados.
En el momento en el que ocurrieron los hechos la mujer sufría una depresión. Un jurado popular decidirá si la acusada era consciente o no de lo sucedido. Supuestamente sedó a los menores y los asfixió con una manta.
La fiscalía pide para ella 34 años de cárcel por dos delitos de asesinato. Su comparecencia, en la vista oral que se celebra en la Audiencia Provincial de Jaén, ha estado cargada de una fuerte tensión emocional. La acusada ha entrado gritando que quería ver a sus hijos. Una vez en la sala, ha asegurado que no recordaba nada. "Sólo recuerdo un túnel negro, una manta y unos niños".
Cabe recordar que la tarde anterior a los hechos, una vez que su marido salió del domicilio familiar el día 28 de septiembre de 2011, para adormecer a su hijos, la acusada cogió varias dosis de medicamentos y los aplastó utilizando para ello un mortero, reduciéndolos a polvo, con la intención de mezclarlos con productos alimenticios como fueron un yogur común y otro líquido y así conseguir que los niños los ingirieran.
De esta forma, como relata la Fiscalía en su escrito de acusación, esta actuación iba dirigida a dormir a los niños, para conseguir asegurar el resultado de sus acción, matar a sus hijos, impidiendo la posible defensa de los menores o que estos, de alguna forma, pudieran avisar a un mayor o solicitar su ayuda. Sin embargo, ese día no llegó a realizar su plan, lo dejó para el día siguiente.
Asimismo, según continúa el escrito, el mismo día de los hechos, por la mañana, llevó a los niños al colegio, acudió al banco, sacó un total de 250 euros, tras consultar movimientos, y pagó la cuota de la comunidad de vecinos de su domicilio.
De esta forma, recogió a los niños a la salida de clase junto a su marido y, por la tarde, tras despedirse de su marido, antes de que éste acudiera a una sesión de rehabilitación, puso de nuevo su plan en marcha, pues cogió de un armario de la cocina los medicamentos que el día anterior había machacado y los disolvió en el yogur líquido.
Al hilo, la fiscal fija las 17,00 horas como momento en que el hijo mayor se tomó dicho yogur, si bien el menor ingirió otro a continuación esperando la acusada a que se durmieran mandándolos a acostar en la cama del dormitorio de matrimonio. Así, una hora más tarde, Ruth B.V. comenzó a asfixiarlos con una mantita, primero al pequeño, que se encontraba en dicha cama tendido junto a su hermano, y más tarde al mayor.
Tras matar a sus dos vástagos, llamó por teléfono a la casa de su hermano, no consiguiendo hablar con él y sí con la mujer del mismo, a la que dijo "que había matado a sus hijos", avisando ésta a su marido y este a los servicios de emergencias.