La nuevas medidas de restricción en Comunidad de Madrid para frenar la expansión del coronavirus se suman a las ya tomadas por otras 11 comunidades autónomas. Son ya 40 los municipios afectados por estos confinamientos selectivos desde el fin del estado de alarma.
Estas medidas se han tomado a raíz del crecimiento de los brotes de covid que estaban dando paso a una transmisión comunitaria. Las autoridades sanitarias han ido decidiendo estos confinamientos perimetrales de, en la mayoría de los casos, quince días de duración, los que dura una cuarentena.
La población más numerosa que se verá afectada por estos confinamientos será la de Madrid: 858.193 personas de las 37 zonas de salud sobre las que se ha adoptado esta medida.
Confinamientos desde el estado de alarma
Cataluña fue la primera comunidad en decretar un confinamiento perimetral, concretamente el 4 de julio en la comarca del Segrià, incluida su capital, Lleida, para atajar los brotes surgidos entre temporeros llegados para la recogida de la fruta.
Un día después la Xunta de Galicia decretó el cierre de los accesos a la comarca de A Mariña, en Lugo. Un confinamiento al que cinco días después se sumó Burela, en tanto que los vecinos de Viveiro, Xove, Cervo, Foz, Barreiros y Ribadeo solo podían desplazarse entre dichos municipios.
En Castilla y León, el primer confinamiento, afectó a diez viviendas del barrio de las Delicias de Valladolid. A lo largo de los meses varias las localidades castellanoleonesas que han tenido que cerrar sus perímetros: las vallisoletanas de Íscar -6.300 habitantes- y Pedrajas de San Esteban -3.300-, Cantalejo y Carrascal del Río, ambas en Segovia, y Sotillo de la Ribera (Burgos), de unos 500 vecinos, y Pesquera de Duero (Valladolid), de unos 450.
El mayor confinamiento de Castilla y León se produjo el 7 de agosto, con el aislamiento de los cerca de 32.000 habitantes del municipio burgalés de Aranda de Duero.
En Castilla-La Mancha, se produjo el confinamiento de Villamalea (Albacete) o Bolaños de Calatrava (Ciudad Real). También Extremadura decretó el 8 de agosto el aislamiento de Villarta de los Montes (Badajoz), una localidad de poco más de 400 habitantes.
La Generalitat Valenciana aprobó medidas que limitaban el movimiento en Benigánim, y, dos días después, el Gobierno de Cantabria decidía el aislamiento de Santoña. En esta misma comunidad se decretó el confinamiento parcial del barrio La Inmobiliaria (unos 6.500 vecinos) de Torrelavega, por un brote originado en un bautizo.
En Baleares, el Govern dispuso desde el 11 de septiembre confinamientos en cuatro barrios de Palma -Son Gotleu, la Soledad Norte, Can Capes y parte de Son Canals- y, a partir de este viernes, en la zona de la avenida de Arquitecto Bennàssar. Asimismo, hay medidas restrictivas en la zona del Eixample de Ibiza y el centro del casco urbano de Sant Antoni.
También Aragón ha decidido mantener el confinamiento perimetral del municipio turolense de Andorra por el ascenso sostenido de los casos positivos, una situación que afecta también a Ejea de los Caballeros (Zaragoza).
Murcia ordenó el 24 de julio el regreso de Totana (32.000 habitantes) a la fase 1 de la desescalada, lo que supuso la limitación de las entradas y salidas del municipio. En esta comunidad siguen con restricciones de la movilidad las poblaciones de Jumilla y la pedania de Archivel, en Caravaca, así como el casco urbano de Lorca (60.000 habitantes) que retrocedió el 15 de septiembre a fase 1 flexibilizada.