El individuo era natural de Estepona y vecino de Málaga, de unos 40 años. Le pesaba una orden de detención por quebrantamiento de condena, además de la presunta autoría de un delito de violencia de género con amenazas graves e incumplir dos órdenes de alejamiento.
Entre el lunes 23 y el jueves 26, el Grupo de Investigación y Protección (GIP) recibió varias llamadas desde un teléfono móvil que al descolgar nadie contestaba. Ese jueves intentaron devolver la llamada y contestó una mujer que se identificó como víctima protegida de violencia de género pero excusándose de que la llamada previa había sido una equivocación y que no ocurría nada.
La Policía se trasladó a su domicilio y la mujer aseguró que las llamadas de los anteriores días se habían producido por problemas con su pareja y que había sido amenazada de muerte si llamaba a la policía. Los agentes ofrecieron a la víctima la posibilidad de mudarse a una casa de acogida, pero se negó, así como negándose a denunciar los hechos por miedo a represalias.
Días después, en un momento determinado, los agentes escucharon un ruido que provenía del dormitorio de los niños, las fuerzas de seguridad actuaron rápido conocedores de la agresividad del individuo, con el que ya habían actuado los agentes en una intervención anterior en la que llegó a abalanzarse hacia ellos con un cuchillo. Tras esto, la Policía le encontró escondido en un cajón de una cama nido y le detuvo.
El individuo fue trasladado a dependencias policiales, siendo, posteriormente, puesto a disposición judicial.
