Las medidas de seguridad por el coronavirus siguen siendo uno de los quebraderos de cabeza en bares y restaurantes, pero también en organismos píblicos. En Sevilla, los funcionarios de los juzgados han tenido que improvisar unas mamparas de cartón para mantener la distancia social con sus compañeros.
Aseguran que les prometieron que se instalarían mamparas reales, pero no ha sido así, por lo que ellos mismos se las han ingeniado para cumplir las recomendaciones del Gobierno en las oficinas.
Del mismo modo, los restaurantes también tratan de que solo la mitad de su establecimiento sea accesible a los clientes. En un restaurante de Madrid han colocado peluches gigantes en los asientos que no se pueden utilizar. Es su forma de intentar que el cliente acepte estas restricciones con una sonrisa.