"Me insultó, me quemó, me violó, me estranguló, me cortó y, aún así, tardé cinco años en decir la palabra 'maltrato'". Asi comienza el relato de su horror Marina, una superviviente, una víctima de la violencia de género que ahora habla alto y claro.
"Pero el verdadero infierno, lo que te persigue durante años, las pesadillas, el miedo, la ansiedad, lo que te destroza la vida, no nos equivoquemos, para mí es la violencia psicológica y la sexual. Las palizas al día siguiente a mi ya no me dolían...", afirma con rotundidad.
"Doy gracias por no vivir la violencia de género durante el confinamiento porque yo creo que es un infierno insoportable para las víctimas"
Marina, ahora, lo tiene claro. "Me había anulado psicológicamente tan bien que me daba igual que me matara. Ya estaba muerta por dentro", afirma.
Marina estuvo sometida cinco años sometida a la violencia física y psicológica. "Total tomando café con uno de sus amigos, uno contó un chiste. Yo me reí de ese chiste y él me apagó un cigarrillo en la mano por debajo de la mesa. Aún tengo la marca once años después. En aquel momento, lo más doloroso de todo no fue la violencia física de apagarme un cigarro, fue la psicológica, porque en un primer momento lo que pensé fue: es verdad, para qué me habré reído del chiste de otro tío...", recuerda Marina con dolor.
El horror de la convivencia
Cicatrices, que recuerda, la anularon. Marina recuerda que los peores momentos de violencia que vivió fue cuando convivían juntos, todo el día juntos, los fines de semana. "Imagínate durante el confinamiento que cierras la puerta y no tienes salida", se intenta poner en esa situación Marina, que ella no tuvo que vivir, pero que otras muchas mujeres sí.
"Doy gracias por no vivir la violencia de género durante el confinamiento porque yo creo que es un infierno insoportable para las víctimas", opina poniéndose en la piel de otras mujeres que han tenido que convivir con sus maltratadores durante el confinamiento por coronavirus.
"Yo nunca tuve un ojo morado, podía tener la barriga llena, las tetas siempre amoratadas pero nunca tuve un ojo morado porque la violencia física es un fallo en el modus operandi del agresor. Si ven ese ojo morado y sales, ningún policía va a cuestionarte, ninguna sociedad va a cuestionarte, tu familia ya va a cerrar filas, el juez lo va a ver... Es su sentencia y ellos lo saben", explica Marina.
Las mujeres supervivientes alertan del riesgo de la violencia que no es tan visible.
"Yo nunca tuve un ojo morado, podía tener la barriga llena, las tetas siempre amoratadas pero nunca tuve un ojo morado porque la violencia física es un fallo en el modus operandi del agresor"
"Yo creo que es muy fácil cuestionar a una víctima y sin embargo nadie cuestiona a un agresor. Lo que necesitamos es que la sociedad vea más allá del ojo morado y vea más allá de la mujer asesinada y empiece a ver la cantidad de millones de mujeres que viven un infierno. La inmensa mayoría de casos de violencia de género se centran en la violencia psicológica, en la sexual, en la económica, y en la social". Marina hace un llamamiento a la ayuda profesional y personal. Es clave en esta lucha, recuerda.
"El apoyo social, el apoyo familiar y sobre todo los profesionales. La inmensa mayoría de mujeres salimos vivas pero a un precio muy alto. Es muy importante que esos profesionales estén ahí para la reparación del daño y que la víctima vuelva a ser de verdad libre y de verdad feliz". Marina opina que es importante que alguien "te traduzca esa realidad, que te abra esa puerta y te abra esa ventana y te diga que se puede salir, que muchas mujeres hemos salido".
Pronunciar 'mi maltratador'
Yo ahora digo 'mi maltratador' con relativa facilidad pero en aquel momento era mi novio, era la persona a la que quería, por la que luchaba, por la que lo había dejado todo. Darte cuenta de que no era sin querer, de que las lágrimas no eran de verdad, de que disfrutaba mientras te destrozaba la vida, es un momento muy, muy, es muy doloroso".
Ese apoyo es importante siempre, pero más, insiste Marina, en una emergencia sanitaria como la que toda la sociedad está viviendo. "Si todo mira a la pandemia del coronavirus, nadie está viendo la pandemia de la violencia de género. Sigue habiendo profesionales ayudando como la policía, la fiscalía, el sistema judicial sigue estando ahí para estos casos. No nos podemos relajar", recuerda.
"Al final, volver a ser feliz merece muchísmo la pena. Y que el maltrato solo fuera una etapa de tu vida que se quedó muy atrás". Marina, lo tiene claro.