Volcán La Palma
Más de 500 hectáreas de cultivo quedaron sin abastecimiento de agua tras la erupción del volcán de La Palma
Desaladoras y nuevas canalizaciones sobre las coladas de la fajana son las soluciones para recuperar el abastecimiento pleno de agua en el Valle de Aridane.
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Desaladoras, nuevas canalizaciones y estaciones de bombeo han suplido los efectos de la erupcion del volcán Cumbre Vieja.
El volcán de La Palma ha generado un importante problema en el abastecimiento de agua tras la destrucción de todas las canalizaciones del Valle de Aridane por el paso de las coladas. Desde hace meses se trabaja para poder recuperarlas a través de una actuación que ha implicado la construcción de 16 kilómetros de nuevas conducciones, que permiten llevar unos 4.000 metros cúbicos de agua al día para el abastecimiento tanto de las zonas urbanas, núcleos y zonas agrícolas desabastecidas.
Fundamental para todo este proceso ha sido el trabajo de previsión. Semanas previas a la erupción del volcán de Cumbre Vieja, y ante los informes técnicos que sugerían lo que estaba por venir, desde el Consejo Insular de Aguas comenzaron los estudios sobre las actuaciones a desarrollar en los diferentes posibles escenarios. Entre ellos, la construcción de la estación de bombeo de Las Cuevas, muy cerca de la Caldera de Taburiente, una de las intervenciones fundamentales para poner en marcha ese proceso de recuperación hídrica. De esta forma, la obra ha posibilitado trasladar el agua desde la zona de Aduares, en la vertiente este de La Palma, hasta las zonas afectadas al sur de las coladas de lava.
El camino de San Isidro, uno de los primeros recuperados para dar acceso a medio centenar de viviendas que quedaron aisladas, ha sido así mismo una infraestructura clave para las canalizaciones de ese agua. El trazado de la nueva carretera, que atraviesa tres lenguas de lava, ha sido aprovechado para llevar el agua a casas y a cerca de medio millar de hectáreas de cultivo.
Todas estas actuaciones, que han permitido paliar los efectos del desabastecimiento de agua, posibilitarán en el futuro poder prescindir de las desaladoras de Puerto Naos; infraestructuras que, aunque han servido para abastecer de agua a las zonas afectadas de manera provisional, suponen un importante gasto energético.
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