Éste es su relato: “Están sonando 130 decibelios. Lo habitual en la vida diaria son 65 decibelios. A partir de 140 constituye un problema para la salud. Cuando venís por primera vez a la Mascletà a veces hacéis este gesto, taparse los oídos.
No lo hagáis nunca, bajo ningún concepto. Hay que abrir la boca o incluso, masticar chicle para que el ruido entre por aquí y salga por la boca. Aunque esto para los valencianos no es ruido, es música”.