Un multa, una bala perdida y una moneda: cronología de la tragedia en Andújar

Eran las 10 de la mañana del domingo. La ciudad de Andújar, en Jaén, se preparaba para la procesión del Corpus Cristi. Ese día parecía transcurrir con normalidad, pero los servicios de emergencias recibían una llamada que lo cambiaría todo.

Un conocido vecino de la localidad, de poco más de 37.000 habitantes, estaba desatando el pánico. Portaba un martillo y un arma blanca de grandes dimensiones, y golpeaba con todas sus fuerzas la puerta de un edificio. Quería entrar allí para tomarse la justicia por su mano y vengarse de un agente de la Guardia Civil que, meses antes, le había interpuesto una denuncia de tráfico.

Los gritos alertaban al resto de vecinos, que recriminaban a Andrés desde las ventanas su actitud. Pero nada lograba frenarlo. No desistía en su intento por adentrarse en la vivienda.

Pocos minutos después de recibir el aviso, una patrulla de agentes de la Policía Nacional se personaba en el lugar de los hechos. Su intención era mediar con él y reducirlo para evitar una tragedia. Sin éxito.

Nada más bajarse del vehículo oficial, tal y como cuenta Elena Álvarez, redactora de Antena 3 Noticias, comienza un gran forcejeo: "En las imágenes grabadas, a las que hemos tenido acceso, se contempla todo lo que sucedió desde distintos ángulos. En principio, los policías intentan reducir a este individuo, que continúa muy agresivo, pero uno de los dos agentes es perseguido por él".

Va corriendo de espaldas, evitando que Andrés lo agreda con una de las dos armas que porta en la mano, pero por desgracia cae al suelo y el agresor se abalanza sobre él. Le golpea con el martillo en la cabeza y lo apuñala varias veces con el cuchillo.

Uno de los agentes fallece

Justo en ese momento se oía un disparo. El agente que estaba siendo agredido recurría a su arma reglamentaria y disparaba, en defensa propia, contra el agresor. "¿Qué ocurre ahí? Todo apunta a que la bala impactaba primero en la pierna de Andrés, pero rebotaba y terminaba hiriendo al segundo policía", explica la periodista en la newsletter de esta semana.

Juan José Lara, de 40 años, se dirigía a socorrer a su compañero. Estaba en la misma calle, a tan solo metros de distancia, y la mala suerte hacía que la bala lo alcanzase. Tal y como puede apreciarse en las imágenes grabadas por los vecinos, se desplomaba por completo y, poco más tarde, perdía la vida.

"Los especialistas en balística que han examinado el lugar analizan ahora la trayectoria de ese proyectil para aclarar lo ocurrido. En un principio, a la espera de los resultados, se cree que una moneda en el bolsillo de Andrés pudo desviar la bala que terminó impactando en el abdomen de Juan José", cuenta la periodista en el vídeo superior de esta noticia.

Continúa ingresado en el hospital

Mientras tanto, el agente que disparaba seguía intentando zafarse del agresor. Con la ayuda de varios vecinos, que bajaban hasta la calle para socorrer a los policías, lo conseguiría.

Andrés, el agresor, avanza hasta el final de la calle, pero dos nuevas detonaciones acaban con su vida. Es justo en ese momento cuando el agente es atendido, a causa de sus heridas, y trasladado al hospital de Andújar. Allí, tal y como cuenta Elena Álvarez, continúa ingresado, recuperándose de las puñaladas y los golpes recibidos en la cabeza con el martillo.

¿Se podría haber evitado su muerte?

Es la gran pregunta. Los sindicatos de policía creen que sí. Vuelven a poner sobre la mesa el uso de las pistolas táser y creen que con ella podrían haber reducido al agresor de Andújar desde una distancia prudencial.

En este sentido, denuncian públicamente las pocas pistolas eléctricas a disposición de los agentes. "Nos cuentan que el número de táser que actualmente tienen en su poder la Policía Nacional es muy reducido. Incluso hay comisarías donde han llegado, pero los agentes no han recibido el curso formación necesaria, o al contrario, hay policías que sí están formados pero no cuentan con este tipo de pistolas", subraya la periodista en el vídeo superior de esta noticia.

Desde los sindicatos, además, insisten en su seguridad. Se sienten desprotegidos y creen que necesitan herramientas adecuadas para poder hacer frente a situaciones como la de Andújar, que se ha saldado, por desgracia, con la muerte de un agente.

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