Proyecto solidario
El negocio solidario de las maletas perdidas: así se pueden comprar los objetos que nadie reclama
Las empresas que se dedican a ello, pueden llegar a recibir unas 200-250 maletas perdidas a la semana.
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Cerca de 25 millones de personas pierden sus maletas cuando viajan en avión, pero muy pocos reclaman el extravío. Desde Envera, les dan una segunda vida y una oportunidad laboral a personas con discapacidad.
Este proyecto solidario, y pionero en Europa, se ha convertido en un referente para la integración en algunos de los centros comerciales de nuestro país. Está basado en la economía circular y con un impacto directo en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Entidades especializadas en la comercialización y dinamización de centros comerciales han apostado por este proyecto, Envera punto de inclusión, ofreciendo de manera totalmente altruista espacios en sus centros y galerías comerciales para que la organización disponga de un escaparate a la sociedad.
Dichos espacios están creados para la venta solidaria de productos artesanales y productos procedentes de las maletas extraviadas en aviones y aeropuertos. Los primeros están elaborados por personas con discapacidad intelectual del Centro Ocupacional y la Residencia de Mayores de 45 años con envejecimiento prematuro que Envera tiene en Colmenar Viejo. Mientras que las maletas se tratan de aquellas que después del tiempo que marca la ley y no haber sido reclamadas o identificadas por sus propietarios pasan a tener una segunda vida.
¿Qué ocurre con las maletas perdidas?
"Aerolíneas y aeropuertos deciden colaborar con la misión social de Envera y nos ceden las maletas y objetos extraviados en aviones y aeropuertos", dice David Ferrero, equipo de comunicación y RSC de Envera, donde pueden llegar a recibir en torno a "unas 200-250 maletas a la semana", añade.
Una vez llegan a sus puntos de venta, son clasificadas por sus trabajadores, con discapacidad, desde su Centro de Reciclaje en Colmenar Viejo. El siguiente paso es trasladar todos los productos a los puntos de inclusión situados en centros comerciales de la geografía española. "Todo lo que se recauda en la tienda va directamente a la asociación, explica Lili, una de sus trabajadoras.
Encuentran un sinfín de objetos que nadie imagina ver en una maleta y que no pasan desapercibidos para los clientes, "He venido unas cuantas veces más porque me gusta mucho entrar a la tienda", asegura una clienta. Mientras que los productos que no se venden son subastados de manera pública.
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Economía circular e inclusión son la base de este proyecto. Para Envera, las segundas oportunidades son esenciales y quieren servir de precedente en otros países del mundo.
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