Menores criminales
De niño a delincuente, las motivaciones por las que un menor puede convertirse en un criminal
Cada vez que un delito lo comete un menor el mundo parece un lugar más inhóspito. Hablamos con una profesora de criminología para saber qué ocurre en la mente de un menor que acaba convirtiéndose en un criminal.
![Infografía para la mente de un menor delincuente Infografía para la mente de un menor delincuente](https://fotografias.antena3.com/clipping/cmsimages01/2025/02/12/24197711-CEF2-4846-BDB6-3CD733E94FB3/infografia-mente-menor-delincuente_70.jpg?crop=1920,1080,x0,y0&width=480&height=270&optimize=high&format=webply)
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"El mal es siempre posible, pero nunca es inevitable", dijo Hanna Arendt tras su exhaustivo análisis de la banalidad del mal. Se trata de una de las filósofas más influyentes del S.XX y sus pensamientos siguen estando de actualidad. El debate de si un niño nace bueno o se hace con el tiempo da lugar a todo tipo de corrientes ideológicas aunque la psicología de hoy en día tiene una tendencia más positiva que en otros momentos y se inclina hacia las tesis de que la maldad se va adquiriendo por ciertos comportamientos o la falta de ellos.
En la encuesta de nuestra Newsletter de la semana pasada, nos pusisteis como deberes investigar qué ocurre en la mente de un menor criminal. Cada vez que en los medios de comunicación se publica alguna atrocidad cometida por menores de edad, el mundo parece un lugar más hostil.
El pasado mes de noviembre se detuvo en Alicante a un menor que llevaba una red de sicarios, muchos de ellos también críos, pero ¿qué lleva a un niño a la violencia más extrema? El Ministerio del Interior acaba de hacer públicos los datos de criminalidad en España durante el año pasado.
La criminalidad cerró en 2024 con una ligera bajada del 0,3% en su cómputo general, aunque con subidas notables en homicidios dolosos y asesinatos consumados (+4,5%) y en otras tipologías delictivas como las violaciones o agresiones sexuales con penetración (+6,7). La tasa de criminalidad convencional se sitúa en España en 41 delitos por mil habitantes.
Otro estudio del departamento que dirige Grande-Marlaska, publicado el pasado mes de noviembre y centrado en la violencia sexual, refleja que las agresiones sexuales en grupo son "más hostiles" y utilizan mayor violencia física que las cometidas por un único agresor. En cuanto al perfil de estos agresores, principalmente corresponde con el de hombres (97,2%), siendo infrecuente la presencia de autoras (1,2%). En cuanto a la edad, 310 de estos (22,8%) eran menores de edad en el momento de los hechos y 678 mayores (49,9%). Interior alertaba de que los agresores menores de edad "parecen recurrir a la violencia en mayor medida que los autores mayores de edad".
Desde la Newsletter de Antena 3 hemos contactado con Ana Cuervo, profesora de Criminología de UNIR, para saber qué ocurre en la mente de un niño o niña, para que, en lugar de estar jugando con sus juguetes, esté desarrollando una espeluznante espiral de violencia.
¿Puede un niño 'sano' convertirse en un monstruo real sin ningún motivo? La profesora Cuervo lo tiene claro: "Si nos referimos a sano, como sano socialmente, es imposible" y añade: "Un menor que llega al extremo de involucrarse en una actividad delictiva grave, como una banda juvenil violenta, tiene que tener algún tipo de factor de riesgo para convertirse en una persona delincuente. Además, de factores genéticos, todos nacemos con una serie de predisposición genética, a veces más fuerte, a veces más débil, tenemos una serie de rasgos de personalidad como, por ejemplo, la falta de empatía, la insensibilidad emocional, la impulsividad que en los menores siempre se dispara porque la adolescencia es una etapa evolutiva en la que todos los rasgos de personalidad se encuentran incrementados... tienen que estar presentes para que un menor se convierta en un delincuente violento. Si además el entorno no es propicio, es decir, la influencia de personas con las que se desarrolla el menor, nos podemos referir al grupo de iguales, a los amigos, si ese entorno no es sano socialmente puede influir y la confluencia de todos estos factores explicaría que alguien no sea 'sano socialmente' y no se proyecten conductas prosociales y sí lo hagan conductas delictivas".
Insiste Cuervo en la importancia que tiene la llegada de la adolescencia en la transformación del menor. "Es una etapa evolutiva en la que el reconocimiento social, el estatus dentro del grupo de personas con las que te relacionas es muy importante" y además pone el foco en un aspecto fundamental: "Hablando de menores, tenemos que darnos cuenta de que lo que ellos buscan es diferente de lo que buscamos los adultos". Es decir, un menor que llega a hacer atrocidades como matar, violar, etc., no se mueve por el dinero en sí mismo. "El dinero es un medio para conseguir algo más. El dinero es el medio para llevar un estilo de vida, que eso sí es lo que importa al adolescente, y sobre todo, para tener un estatus dentro del grupo social al que pertenece". Porque continúa, ellos buscan un reconocimiento, un estatus, o "involucrarse en una vida adulta para la que se sienten preparados, pero la sociedad no les reconoce".
Volvemos entonces a la pregunta de partida: ¿el mal se aprende? Y es aquí donde no podemos explorar solo los blancos y negros, sino más bien irnos a los grises. "Lo primero que se tiene que dar es una actitud favorable hacia la violencia que se suele aprender en el entorno, pero no podemos olvidar que también los seres humanos somos psicología, tenemos unos rasgos de personalidad que pueden ser más propicios a una vida delictiva o no. Si a eso le unimos la existencia dentro de una subcultura, de un grupo de personas con actitudes favorables a la violencia, podemos tener una mezcla de aprendizaje y de un componente más innato. Además, están las técnicas delictivas que esas sí se tienen que aprender y eso sí que es algo totalmente aprendido", dice Ana Cuervo.
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El resquicio para la esperanza se encuentra precisamente en esa edad, y es que hay que recordar que hablamos de "personas que todavía no son maduras biológicamente ni, por supuesto mentalmente, y son mucho más recuperables para la sociedad. Cuando trabajamos en la reinserción de menores estamos haciendo intervención temprana, y la intervención temprana, siempre es la que mejor resultados tiene", concluye la experta.
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