Galicia
Un nombre inventado en una sentencia judicial convierte a un conductor de bus de Vigo en la comidilla de su trabajo
Al tratar de evitar el nombre real del implicado para mantener su anonimato, la autoridad judicial eligió otro que casualmente coincidía con el de uno de sus compañeros de trabajo.
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Besos, caricias y tocamientos en el interior del autobús durante lo que se podría considerar acto de servicio. Éste fue el comportamiento de un conductor de la empresa de transporte urbano de Vigo con una pasajera del autobús, a la que, además, dejó entrar sin pagar el correspondiente billete.
Cuando la empresa tuvo conocimiento del comportamiento repetido de este conductor, decidió imponerle un despido disciplinario y terminar su relación laboral con él. Algo con lo que el trabajador en cuestión no estaba de acuerdo por lo que puso los hechos en manos del juzgado.
El caso terminó en el Tribunal Supremo, que fue el que ratificó el despido, confirmando la actuación de acuerdo a la ley de la empresa.
Una casualidad muy desafortunada
Pero aquí es cuando surge el problema para otro conductor de autobús de la empresa. Un hombre que nada tiene que ver con lo ocurrido y que se convirtió en el centro de atención de miradas y mensajes de la noche a la mañana.
El caso es que, cuando el Poder Judicial hace pública una sentencia, evita los datos personales de los implicados, con el objetivo de preservar su identidad. Es habitual que el organismo se remonte a los nombres de reyes.
La casualidad -y mala suerte en este caso- hizo que el nombre escogido en esta ocasión para sustituir al del verdadero conductor despedido, coincida con otro compañero de la plantilla.
Plácido, su familia y sus compañeros, no podían salir de su asombro al ver lo que supuestamente lo habían despedido por un comportamiento de este tipo.
La voz se corrió rápidamente entre los 300 trabajadores de la empresa que empezaron a enviarle mensajes y hacer las habituales bromas. Los hechos ocurrieron, además, estando él de baja, por si cabía el más mínimo atisbo de duda.
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Risas aparte, la situación le ha hecho poca gracia a este conductor vigués que también quiere volver a mantener su anonimato.
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