Obligados a desplazarse por la falta de comercios de proximidad

Un millar de pueblos en Castilla y León sufren la falta de comercios de proximidad. En provincias como León hay más de seis mil personas afectadas de una treintena de municipios, la mayor parte de ellos situados en el sur y este de la provincia.

En la provincia leonesa hay un comercio por cada 88 habitantes. Hemos recorrido localidades como Villazando de Valderaduey donde nos dice un vecino que viven "tres o cuatro" personas, San Pedro de Valderaduey con un centenar de habitantes, Cea con más de 400 o Villacalabuey con 90 habitantes, en ninguna de ellas encontramos tiendas donde poder comprar productos básicos como frutas o verduras, quienes las necesitan en su día a día tienen que desplazarse en coche al municipio más cercano, Sahagún, situados a unos 13 kilómetros donde tardan unos diez minutos, y donde hay casi 3.000 personas censadas.

En Cea nos acercamos al bar donde varios vecinos nos cuentan que llegaron a conocer hasta "dos y tres tiendas" en la localidad pero ahora no queda ninguna de comestibles pero sí una ferretería o una farmacia. Les preguntamos que cómo lo hacen en su día a día para comprar el pan y nos cuentan que el panadero pasa cada mañana repartiéndolo e incluso con algunos productos como "galletas o aceite". Para comprar la carne y la fruta una vez a la semana pueden hacerlo con la venta ambulante pero si son productos que necesitan en un momento determinado tienen que desplazar a otra localidad.

Un vecino que pasó su infancia en un pueblo cercano a Cea, donde ahora pasa gran parte del verano y también vive su hermano, reconoce que es una pena que no haya. Antes recuerda que había un comercio que "solucionaba el problema" para cualquier producto de necesidad aunque para hacer la compra grande sí que había que desplazarse más lejos. "El panadero viene todos los días y está solucionado. El único problema es que los comestibles tienes que bajar a otro municipio", argumenta.

A unos 7 kilómetros de Cea, está Villacalabuey, donde hasta hace poco tenían una tienda. Nos encontramos con Cruz, el propietario de la misma y quien ha estado detrás del mostrador durante muchos años, nos cuenta que ahora la llevan sus hijos pero que desde hace unos días "la han dado de baja". Entramos por su casa al comercio que tiene la puerta, que da a la calle, cerrada. Uno de los hijos de Cruz es el panadero de la zona, quien ahora utiliza el establecimiento como almacén. Recuerda como iban a comprar algunos vecinos del pueblo la gente que llegaba en verano. "Cuando empezamos vendíamos de todo", explica.

Además nos cuenta como anécdota, que una vecina hizo para comer arroz con tomate y al llegar a casa se dio cuenta de que le faltaba el tomate. Llamó a Cruz para ver si tenían en su tienda y él se lo vendió. Ahora no tienen ventas, como mucho un par de clientes al día se acercan a la panadería.

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