Cada vez son más los barrios que se llenan de anuncios de prostitución en los coches. Cristales con panfletos, parabrisas en los que no cabe más propaganda y filas de vehículos llenos de esta publicidad. El problema es que se reparten frente a los colegios de la zona.
Los panfletos de prostitución son tan frecuentes que algunos niños ya coleccionan esas octavillas como si fueran cromos y los intercambian entre ellos.