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LOS TESTIMONIOS DE LAS NIÑAS COINCIDEN CON SU CASA
El 'pederasta de Ciudad Lineal' aprendió y dejó inactivo el teléfono móvil en las dos últimas violaciones
La Policía confirma que sus posicionamientos telefónicos de las primeras actuaciones le sitúan en su zona de acción.
Uno de los policías nacionales que trabajaron en la investigación del caso del presunto pederasta de Ciudad Lineal ha confirmado este viernes que su móvil "le sitúa siempre" en el lugar de los hechos correspondientes a las primeras víctimas, pero que en las siguientes agresiones sexuales 'aprendió' y dejó inactivo su teléfono.
Durante la cuarta sesión del juicio, el agente ha asegurado que las comunicaciones y los posicionamientos del teléfono que recogen las antenas son compatibles con el relato de los hechos correspondientes a la testigo protegido número 3.
Se trata del caso de la niña española de 9 años secuestrada el 10 de abril, que supuestamente fue secuestrada en la calle Cidamón, luego abordada por Antonio Ortiz en su piso de la calle Santa Virgilia para terminar dejándola cerca del metro de Canillejas.
"No hay ninguna incompatibilidad"
El letrado del procesado ha indicado al policía nacional que en su informe hay otros posicionamientos telefónicos que pueden suponer que el teléfono de Ortiz habría estado en movimiento en otros lugares "en horas que no tenía por qué hacer ese movimiento". Pero ante la pregunta de que si han tenido en cuenta otros posicionamientos que puedan hacer compatible la hipótesis, el abogado ha subrayado que "no se ha dado este caso, no hay ninguna incompatibilidad".
"Si hubiese habido una llamada fuera del lugar determinado se hubiera hecho constar. Hay un relato de hecho de una víctima y nosotros intentamos ver con estos datos la compatibilidad. Si el teléfono nos hubiese remitido en Pozuelo algo estaría fallando, pero no se ha dado el caso, no hemos encontrado ninguna incompatibilidad. En un periodo concreto, la antena le da cobertura en Santa Virgilia. Es un dato objetivo", ha manifestado el funcionario.
Respecto a las testigos protegidas número 4 y 5, el agente ha señalado que el teléfono del supuesto pederasta "está inactivo y no registra ningún tipo de comunicación". Por tanto, en el periodo donde se cometieron las supuestas agresiones correspondientes a estas últimas víctimas el teléfono estaba apagado "y no recoge posicionamiento en la escena", por lo que se detecta "un pauta de aprendizaje", quizá fruto de lo que ha leído en los medios de comunicación.
"Está inactivo y no registra ningún tipo de comunicación"
No obstante, el agente ha explicado que tanto antes o después de supuestamente cometer los hechos el teléfono de Ortiz registró actividad y que las antenas telefónicas le sitúan en la zona del domicilio de la calle Montearagón, donde vivía el pederasta. El de Santa Virgilia estaba desocupada y según la Policía llegó a algunas de sus víctimas.
Se fue a Santander "uno o dos meses"
La segunda persona en comparecer esta mañana ha sido otro policía nacional, que también trabajó en la investigación del caso. Ha relatado que su labor en la operación Candy consistió en ir descartando, gracias a los informes de posicionamientos telefónicos, de posibles sospechosos, bien por la características del supuesto autor, de su coche o de su situación, que iban recogiendo de los testimonios de las niñas.
El funcionario ha explicado que el teléfono de Ortiz era utilizado por él solo y que en el periodo en el que fue investigado el teléfono sólo utilizó un terminal. Un móvil que la Policía ubica generalmente en el distrito de Ciudad Lineal y en alguna ocasión en Santander, en donde vivían unos familiares suyos.
Una vez que el teléfono del presunto pederasta fue 'pinchado', el agente ha relatado que el procesado habló con muchas personas, entre ellas el socio con el que compartía el Citröen Xsara Picasso, que empleó para raptar a las niñas en sus últimos ataque. El vehículo fue hallado pocos días antes de la detención por la Policía Científica, que lo revisó en busca de vestigios del pederasta.
El policía ha comentado en el juicio que Ortiz habló con Conrado, su socio y dueño de un concesionario, y que se interesó por qué había sido requerido por la Policía. "Creo recordar que le preguntó que miraba bien el coche a ver si le habían hecho algo", ha señalado. Tras ello fue diciendo a amigos y familiares que pasaría "dos o tres meses fuera", en Santander, donde finalmente acabó detenido a finales de septiembre de 2014.
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