Camino de Santiago

Los peregrinos del Camino de Santiago, en el punto de mira: allanamientos, robos y defecaciones

Los residentes de Vilaboa barajan la posibilidad de una denuncia conjunta al Ayuntamiento para que se implementen controles más estrictos y se recupere el respeto hacia su entorno

Camino de Santiago en invierno

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Vecinos de Santa Marta de Bertola, en el Ayuntamiento pontevedrés de Vilaboa, denuncian el comportamiento de algunos peregrinos que recorren el camino portugués de Santiago . Los residentes han notado un incremento de las actitudes incívicasde los peregrinos que recorren en verano tramos de esta ruta del camino. Esta situación ha llevado a vecinos como Arantxa Madrazo a denunciar estas actitudes ante la Guardia Civil.

Uno de los últimos incidentes ocurrió el pasado fin de semana durante una comida familiar, cuando un grupo de peregrinos, en su mayoría jóvenes de unos 30 años, comenzó a jalearse y uno de ellos acabó entrando sin permiso en la propiedad y lanzándose desnudo a la piscina mientras sus compañeros lo grababan. Este incidente, lejos de ser un hecho aislado, es parte de una tendencia al alza de la cara B del camino: un comportamiento irresponsable y ofensivo con la población de las zonas rurales por donde discurren tramos de la ruta. Así denuncian que roban verduras de sus huertas y que hacen sus necesidades en la puerta de sus casas. Algunos incluso se quedan a dormir en sus fincas sin permiso.

Los vecinos han intentado resolver estos problemas a través de denuncias a las autoridades, pero insisten en que lejos de solucionarse, la situación empeora cada verano. La Xunta de Galicia, consciente del incremento de estas incidencias, ha asignado patrullas específicas para atender los problemas relacionados con el Camino de Santiago en la zona. Sin embargo, a pesar de estas medidas, el malestar con los peregrinos persiste entre los residentes.

El aumento del turismo masivo ha cambiado la percepción de los vecinos sobre éstos. Lo que antes era un tipo de turismo respetuoso con el medio y con los residentes ahora es una fuente de preocupación. Los vecinos dicen que hace tiempo solían ofrecer agua y otros servicios a los caminantes, pero ahora gastan grandes cantidades de dinero para proteger sus propiedades, levantando cercas y buscando formas de evitar el contacto con estos grupos.

Se quejan también de la transformación del Camino de Santiago en una especie de ruta turística para el entretenimiento irresponsable de ciertos peregrinos, lo que ha generado una creciente tensión entre unos y otros. Esta situación está erosionando la relación que solía existir entre los habitantes de la aldea y los caminantes, de la misma manera que ha ocurrido en la ciudad de Santiago, donde las redes sociales muestran a diario las actitudes incívicas de los caminantes al llegar a la ciudad.

Estos incidentes en Vilaboa reflejan un conflicto creciente entre el turismo masivo y la vida en las zonas rurales, que atraviesa el Camino de Santiago.

Los residentes de esta aldea barajan la posibilidad de una denuncia conjunta al Ayuntamiento para que se implementen controles más estrictos y se recupere el respeto hacia su entorno, con la esperanza de que el Camino vuelva a ser una experiencia enriquecedora tanto para los peregrinos como para las comunidades que los reciben.

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