NARCOTRÁFICO

La Policía desmantela en Pontevedra el mayor laboratorio de cocaína hallado en Europa

El laboratorio tenía capacidad para producir 200 kilos de cocaína al día. Se han incautado 1.300 kilos de pasta base de cocaína, la mayor cantidad intervenida nunca fuera de las zonas habituales de producción. Los 18 detenidos han ingresado en prisión. El cabecilla del grupo es un narco colombiano ya conocido por la Policía y que vivía en la urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón. Los productos químicos usados podían haber producido un grave daño medioambiental.

Responsables policiales explican el desmantelamiento de este laboratorio de cocaína

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Es como un diccionario del narcotráfico. En esta operación están los "señores", el "ingeniero", el "notario" y los "cocineros". Todos ellos elementos necesarios para el funcionamiento del mayor laboratorio de fabricación de cocaína descubierto en Europa. De un chalet aislado en una zona rural de Cotobade, en Pontevedra, podían salir cada día 200 kilos de cocaína lista para el consumo. Los narcos están cambiando el sistema de producción y cada vez es más habitual encontrar estas cocinas de cocaína fuera de Colombia. En este caso, la Policía ha intervenido 1.300 kilos de pasta base de cocaína. "Es la mayor aprehensión de pasta base de cocaína fuera de los territorios habituales de producción", destaca Antonio Martínez Duarte, comisario-jefe de la Brigada Central de Estupefacientes.

Los agentes llevaban meses de seguimientos a esta organización con ramificaciones, dentro de nuestro país, en Canarias, Madrid, País Vasco y Galicia. Detectaron que desde Colombia se habían enviado dos pesadas máquinas para triturar piedras pero que venían rellenas de pasta base de cocaína. Tan compacta que los escáneres la confundían con una pieza más de la maquinaria. La Policía Nacional tenía una prioridad: que ni un sólo kilo de cocaína llegara al mercado. Por eso tuvieron que precipitar la operación. En pleno puente del 19 de marzo un control policial en la autopista AP-6 en Adanero (Ávila) provocó un gran atasco. Pero también permitió incautar 100 kilos de cocaína que ya habían salido del laboratorio de Galicia y se transportaban a Madrid para su distribución.

Cocineros, ingenieros y notarios

Esta incautación obligó al culminar rápidamente la operación. Agentes del GEO entraron de noche en una casa aislada en la provincia de Pontevedra. Allí encontraron el laboratorio de cocaína y detuvieron a ocho personas. Seis de ellos, colombianos, eran los "cocineros": especialistas en transformar la pasta base de cocaína en clorhidrato de cocaína o, lo que es lo mismo, la cocaína en polvo que se vende al consumidor. Esos cocinaros "vivían en régimen prácticamente de esclavitud, trabajando 24 horas al día en turnos de ocho horas, sin teléfono ni pasaporte, y aislados en el laboratorio, sin poder salir nunca de allí por razones de seguridad", detalla Emilio Rodríguez, inspector-jefe del GRECO-Galicia de la Policía Nacional.

Los otros dos arrestados en la casa son mexicanos. Uno de ellos es el "ingeniero", el especialista en desmontar las máquinas trituradoras de piedra traídas desde Colombia y sacar la pasta base de cocaína que tenían dentro. "Tardó tres días en abrir una de ellas, -añade el jefe de la Brigada Central de Estupefacientes-. Nuestros especialistas del Grupo de Intervenciones Técnicas, con los medios más avanzados, necesitaron 14 horas para abrir la otra".

El cabecilla residía en la lujosa urbanización La Finca

El otro mexicano es el "notario". Su función es tomar nota de lo que se hace e informar a los jefes últimos del grupo, a los "señores", en algún país sudamericano que la Policía no ha podido aún precisar. Ellos son los que habían suministrado los dos millones de euros que había costado levantar el laboratorio en Galicia. En España los cabecillas del grupo eran varios colombianos con antecedentes por delitos similares residentes desde hace años en Madrid y ya conocidos sobradamente por la Policía por sus vínculos con el narcotráfico. Uno de ellos es hermano de Germán Sánchez Rey, un narcotraficante colombiano conocido como "El Coletas", ligado al cártel de Bogotá. Vivía una vida de lujo en la exclusiva urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón (Madrid).

Pero la banda tenía también otras dos patas formadas por ciudadanos españoles. Cuatro de los detenidos son canarios, miembros de una organización criminal asentada en Las Palmas. Ellos son, según la Policía, los encargados de gestionar la infraestructura y el operativo necesario para mover las sustancias químicas necesarias, la pasta base, la maquinaria y los transportes. Otro español detenido en un empresario de País Vasco que, supuestamente, aprovechaba sus contactos con empresas de logística para los transportes. Uno de estos transportes permitió a la Policía localizar una nave industrial en Pontevedra utilizada en un primer momento como centro logístico. La banda disponía también de un chalet en Colmenar Viejo (Madrid) donde almacenaron durante un tiempo los productor químicos para "enfriarlos". Es decir, para esperar un tiempo y comprobar si habían sido detectados o vigilados por la Policía.

Daño medioambiental

En total, la Policía ha detenido a 18 personas. Todos han ingresado en prisión por orden del juez de la Audiencia Nacional que encabeza la investigación judicial. La Policía cree que los narcos colombianos tienden a montar en Europa estos laboratorios de fabricación de cocaína "por una cuestión de ahorro de costes y optimización del proceso", explica Alejandro Martín, el Jefe del Grupo III, especializado en drogas sintéticas y precursores, de la Unidad contra el Crimen Organizado (UDYCO Central). "Un kilo de cocaína ya elaborada puesto en un contenedor en un barco de Colombia puede tener un coste de unos 3000 euros mientras un kilo de pasta base estaría en los 800 euros", añade el comisario Martínez Duarte.

El laboratorio apenas ha estado dos o tres semanas en funcionamiento. "Aquí se ha intervenido en pleno proceso de producción, no antes de montar el laboratorio ni cuando ya ha cesado su actividad", destaca el inspector jefe de la UDYCO, Además de los 100 kilos de cocaína incautados en la autopista, la Policía encontró otros 50 en el laboratorio ya listos para su distribución. Pero los agentes destacan otro peligro que se ha evitado, el daño medioambiental. La banda tenía 5.000 litros de productos químicos en 1.000 garrafas. Son los precursores necesarios para elaborar la cocaína. Esos miles de litros iban a acabar, como residuos tóxicos del proceso de fabricación, en un río cercano al chalet. Por eso, además de los delitos de tráfico de drogas, organización criminal y blanqueo de capitales, los detenidos están investigados también por un posible delito medioambiental.

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