Pornografía
El porno cambia el cerebro de los niños y estas son las consecuencias
El consumo de contenidos pornográficos entre los menores se inicia a los 8 años y se hace más frecuente entre los 13 y los 16.
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Gratuita, sin restricción y sin regulación. La pornografía online está al alcance de cualquiera que disponga de un dispositivo conectado a la red y cada vez se accede a estos contenidos a edades más tempranas.
Los riesgos de una exposición de los escolares a estos contenidos son cada vez más evidentes. No solo pueden ser dañinos para su salud física y mental sino que también pueden afectar negativamente a su desarrollo académico. El psicólogo y sexólogo clínico, Alejandro Villena, ha explicado en una entrevista a EFE que "uno de cada diez niños de 8 años tiene su primer contacto con la pornografía, un consumo que se estabiliza y se hace más frecuente entre los 13 y 16 años. A partir de esa edad acceden a ella semanalmente".
Ante la realidad de la pornografía, Villena ha elaborado una "guía para familias", publicada por CEU Colegios, con la pretensión de servir como "faro" que las alumbre y les ayude a reflexionar y a abordar esta compleja temática.
Menor capacidad de memorización
La adicción al porno impacta de forma negativa en el desarrollo cerebral de los más pequeños. Villena señala que produce un deterioro de habilidades ejecutivas del cerebro consideradas "importantes para la inteligencia y que impiden mantener la capacidad de atención en clase y de trabajar la memoria", imposibilitando que puedan alcanzar un rendimiento óptimo.
"Hay una alteración de los circuitos de la recompensa que tienen que ver con la dopamina, hay unos picos muy intensos de dopamina y unos bajones muy grandes y eso va generando desensibilización", señala el psicólogo y sexólogo. "Luego tenemos un deterioro en la corteza prefrontal, que es como mi freno del coche, como un director de orquesta del cerebro que se va desgastando porque tiene que hacerse cargo de una intensidad a la que no está preparada", concluye.
Además, también afecta a las relaciones interpersonales, provocando un deterioro en las capacidades que tienen que ver con la empatía. Alejandro Villena comenta que "el aislamiento y la falta de empatía son dos características comunes" y que "el porno te hace cada vez más insensible".
Huella en la salud mental
Este deterioro de las capacidades cognitivas también se traduce en un impacto en la salud mental. "A día de hoy ningún chico o chica está libre de consumir pornografía, porque es como una pandemia", alerta Alejandro Villena en esta entrevista a EFE e indica que el consumo no va ligado a ningún perfil socioeconómico o cultural concreto sino que hay personalidades más propicias a desarrollar adicción o problemas de salud mental.
Conductas machistas y agresivas
En muchos casos, la pornografía es la primera referencia sexual de los menores y un consumo problemático de estos contenidos puede favorecer creencias machistas y misóginas y conductas violentas. Por ello, una educación afectivo sexual adecuada en todos los ciclos educativos y herramientas de prevención y sensibilización son los principales reclamos.
"La pornografía te intoxica, te va dando un manual de instrucciones erróneas sobre la sexualidad. Yo digo que es un manual de destrucción", puntualiza Alejandro Villena. En la guía publicada se ofrecen unas pautas que dan señales de alerta a las familias y claves según edades sobre cómo tratar estos temas en casa, como enseñarles un correcto manejo de la tecnología, tener libros o información a los que el adolescente pueda acudir o enseñarles a escuchar y mirar por encima de ver y oír.
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