Volcán de La Palma
Qué es el lapilli, las bolas de ceniza que ha empezado a expulsar el volcán de La Palma
El Cumbre Vieja continúa en su proceso más explosivo y con ello aumentan los piroclastos procedentes de la boca del volcán. La protección ante este tipo de lluvia es fundamental.
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Lapilli. Es el nuevo termino en boca de todos los palmeros. En los primeros días tras la erupción del volcán de La Palma era habitual hablar de la posible lluvia de ceniza. Un fenómeno que no tardo en llegar a la isla y que ha ido posándose sobre el terreno cada día más abundantemente. Allí lo conocen como picón y ahora, ese polvo negro, viene acompañado de unas partículas de mayor tamaño, como si fuesen pequeñas bolas de ceniza.
El Cumbre Vieja expulsa ahora lapilli, que son fragmentos de lava que arrojan los volcanes. Pueden llegar a medir entre 2 y 64 milímetros, es mucho más gruesa que en los primeros días y puede llegar a doler al impactar contra el cuerpo y además, son abrasivas al contacto con la piel. Por eso es fundamental protegerse.
Como pequeños perdigones que caen del cielo
Este viernes ha sido imprescindible tener el paraguas a mano. Si hay que salir a la calle en determinados puntos de La Palma, cada vez en más territorios, hay que abrirlo y tener cuidado de que no se escape. Además, unas gafas de protección también es más que recomendable para evitar el contacto con los ojos. "Se me están irritando muchísimo los ojos y la piel, noto como que pica mucho", explica una vecina.
En este nuevo día gris sobre la isla ya no cae polvo, sino casi pequeños perdigones negros del cielo que provienen del volcán. Es vidrio punzante y se queda pegado en el pelo, en la ropa y por todos los lugares en los que termina posando.
Temor porque sus casas queden sepultadas
Otro de los grandes problemas de la lluvia de ceniza, ahora sumándose lapilli, está en las zonas que actualmente están restringidas. Más concretamente, en las casas a las que no se puede acceder. Los propietarios de las viviendas tienen miedo de que sus hogares queden sepultados por el polvo negro y que terminen viniéndose abajo por culpa del peso del picón.
En la calle, en comercios en terrenos y en casas. "Amaneció negro y negro nos vamos a poner nosotros los próximos años", lamenta uno palmero. Es el día día frente a una nube oscura que se dispensa ya a varios kilómetros del volcán Cumbre Vieja. Residuos que me parecen más, y mayores.
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