La Brigada de Salvamento Minero desplazada desde Asturias ha accedido poco antes de las 18:00 horas al túnel vertical de 60 metros de profundidad para excavar una galería y rescatar a Julen.
Los mineros tienen que abrir un camino de casi 4 metros hasta Julen, como podemos comprobar desde la realidad aumentada, y lo hacen en condiciones muy difíciles. El poco espacio les obliga a picar y apuntalar tumbados o de rodillas, mientras utilizan herramientas manuales como martillos neumáticos.
Desde el exterior podemos ver como la jaula por la que están descendiendo los mineros y al lado unas mangueras transparentes que son los conductos de ventilación que les permiten respirar.
Luchan contra las dificultades del terreno
Los mineros bajan de dos en dos al pozo y haciendo cambios de turno de aproximadamente cada hora. Sin a penas luz y con oxígeno artificial aguantan todo lo que pueden. El pulmón de los mineros es una máquina, unida a unos tubos que limpian el aire. Lo han introducido casi tres horas antes de descender. Si el sistema falla llevan un equipo de emergencia que les ayudarán a respirar aproximadamente media hora.
Los mineros pican a mano orientados por un georadar donde han situado aproximadamente el punto donde puede estar el pequeño Julen aunque la dureza del terreno podría desviarles. Es un trabajo de precisión, y si la tierra lo complica tendrán que llamar al equipo de montaña de la Guardia Civil para que realicen microvoladuras.
El trabajo lo tienen que realizar sin a penas espacio. Picando durante horas una de las piedras más duras, el granito, y solo cuentan con martillos hidráulicos, pico, pala y su propia fuerza. Y cuentan con una fuerza añadida, 18 kilogramos de traje que suma el peso corporal de cada minero.