Refugio antiaéreo

El refugio antiaéreo descubierto por un vecino de Torredembarra debajo de su casa tras más de 30 años viviendo en ella

Josep Maria se ha pasado 15 años sacando escombros para acondicionar un refugio antiaéreo que sirvió para protegerse de los bombardeos de la Guerra Civil.

El refugio antiaéreo de la Guerra Civil

El refugio antiaéreo de la Guerra CivilAntena 3 Cataluña

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Josep Maria Calull siempre sospechó que el patio de su casa de Torredembarra (Tarragona) escondía un secreto. Un secreto a 8 metros bajo tierra: un refugio antiaéreo de la Guerra Civil que fue construido en 1937. Es uno de los nueve que existieron en esta pequeña población de la Costa Dorada.

"Mis padres no querían hablar de la guerra, no les interesaba, me habían dicho que alguna vez habían tenido que bajar al refugio a dormir, pero no querían que lo abriéramos, ni dar detalles, y por eso lo tenían tapiado", relata Josep Maria a Antena 3 Noticias.

Nos cuenta que el hallazgo fue de casualidad. "Mi padre me pidió ayuda para plantar un árbol y cuando hice el agujero me encontré con los primeros peldaños de unas escaleras; me imaginé que era una de las entradas al refugio", sin embargo explica que su padre le dijo que dejara la tarea, que el árbol lo colocarían en otro lugar.

La curiosidad pudo con él

Asegura que no dejó de pensar en ello durante años y que la curiosidad pudo con él. "Yo sabía que detrás del patio había una antigua cisterna de agua que había sido tapiada, me imaginaba que allí había otra entrada", dice Josep María. Por aquel entonces él tenía 31 años y junto a su sobrino, de 12, decidieron acceder.

"Comprobamos cómo estaba la situación abajo. Bajé una luz y vimos, con emoción, que era factible acceder, llevaba cerrado 40 años cerrado, até a mi sobrino con una cuerda por si pasaba algo poder tirar de él", relata.

15 años sacando escombros

Este vecino de Torredembarra explica que ha dedicado 15 años de su vida a sacar toneladas de escombros y destapar los 60 metros de túneles y pasadizos "en mis ratos libres y poco a poco" y añade: "Encontré casquillos de bala, proyectiles, tazas, latas de conserva... al estar cerrado tantos años todo lo que era metálico estaba oxidado. Muchos objetos los he subido arriba y se conservan en una vitrina".

De hecho asegura que allí el tiempo se quedó congelado. Ahora algunos colegios y grupos piden visitar este refugio antiaéreo para conocer de cerca algunas de las situaciones que se vivieron durante la Guerra Civil. Por cierto, hemos descubierto que existe otra entrada tapiada... pero eso, de momento, seguirá siendo un secreto.

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