A Roberto Manrique no le tocaba trabajar aquel fatídico 19 de junio de 1987, día del trágico atentado de Hipercor que dejó 21 muertos, pero le había cambiado el turno a un compañero. Es uno de los supervivientes, de los 45 heridos que dejó ese ataque.
En una entrevista en Espejo Público cuenta que la explosión le quemó "la cara, la cabeza, las manos, los brazos y parte de la pierna", pero asegura que "con el paso del tiempo aprendes a vivir con las heridas". Reconoce que lo que perdura son los problemas en el riñón que ha tenido después de que "con una de las agujas de las curas" le contagiaran "dos virus de la hepatitis".
La víctima del atentado relata que lo primero que pensó cuando explotó fue que había reventado una cámara frigorífica, estuvo tres días ingresado en el hospital hasta que fue a la primera operación. Camino al quirófano escuchó que alguien decía: "Cómo pueden poner estos hijos de puta poner una bomba en Hipercor", en ese momento fue cuando se dio cuenta de que había sido víctima de un atentado terrorista.
Roberto Manrique ha compartido una escalofriante anécdota que vivió el día 24 de junio de 2015, día del juicio del atentado anterior al de Hipercor, "el atentado a Joan Fructuoso que era un joven que paseaba por la calle y un furgón dirigido contra la Guardia Civil lo mató a él".
Relata que estando en la cola de la entrada "llegó un grupo de gente hablando en euskera", por lo que se planteó que eran periodistas o " amigos de los terroristas". Manrique detalla que el que estaba justo a su lado, a pesar de que le daba la espalda, no paraba de moverse, de dale "golpecitos y empujoncitos".
"Y cuando me fui a girar para pedirle, con toda la educación del mundo", para pedirle que dejara de molestarle, "me di cuenta de que era Domingo Troitiño, el que había hecho el atentado de Hipercor". Reconoce que en ese momento le entraron ganas de "meterle una hostia", pero se contuvo para que su altercado con los terroristas no fuera la noticia en un día en el que lo importante era el juicio por la muerte de Joan Fructuoso.
Hace cinco años Roberto Manrique se entrevistó con uno de lo terroristas condenados por el atentado, Rafael Caride Simón. "No me pidió perdón porque el decía que era ateo y no creía en el perdón católico, pero sí mostró arrepentimiento", ha reconocido.
¿Las víctimas del terrorismo etarra han sido utilizados con fines políticos, o partidistas?
Roberto Manrique asegura que es "de ese sector de víctimas" de los que, aunque las leyes no les gusten, las acatan y no las protestan. "El año 1995 se hizo un importante cambio en el código penal gracias a las víctimas que nos pateamos España recogiendo firmas", ha asegurado.
En cuanto al traslado de los presos, Manriqua reconocer que "la cárcel donde esté el terrorista nos es indiferente mientras cumpla la condena hasta el último minuto". Ha apuntado que nunca van permitir de que se resten meses de condena.
Finalmente se ha emocionado al pedir un homenaje a los bomberos y a la policía que trabajan en el incendio de Portugal.