La sección décima de la Audiencia de Barcelona juzga a Singul, que afronta siete años y ocho meses de cárcel por los intentos de agresión sexual y robo con intimidación a una menor en octubre de 2009, cuando estaba en libertad provisional a la espera de que se hiciera firme una condena por otras dos tentativas de violación, de las que finalmente fue absuelto.
En tono altivo, Singul ha asegurado que el día en que ocurrió el intento de violación de la menor se encontraba en casa de su madre viendo la tele, a solas, y, como en anteriores ocasiones, ha vuelto a denunciar la persecución policial de que, en su opinión, ha sido víctima desde que en 2007 quedó en libertad tras cumplir 16 años de cárcel por una decena de agresiones sexuales.
En ese sentido, ha acusado a la Fiscalía de estar "cometiendo un delito" por haber ordenado a los Mossos d'Esquadra su seguimiento policial ilegal cuando salió de la cárcel y ha llegado a apuntar que, en el caso de que cometiera un delito, el ministerio público sería colaborador del mismo por "estar perturbando a una persona".
La víctima sufre pesadillas
Frente a su proclamación de inocencia, la menor, que ha declarado protegida por una mampara que impedía su confrontación visual con el acusado, ha ratificado con contundencia la denuncia que en su día formuló ante los Mossos y, deshecha en lágrimas a media declaración, ha evocado el intento de agresión sexual que sufrió el pasado 1 de octubre en el ascensor de su edificio del Eixample barcelonés.
La niña, en una declaración que después ha corroborado su madre, ha descrito con precisión al procesado y ha asegurado haberlo reconocido sin dudas tanto en el álbum fotográfico que le mostraron los Mossos d'Esquadra como en las dos ruedas de reconocimiento que se practicaron en el juzgado.
En un estremecedor testimonio, la menor ha recordado cómo un hombre con gafas de sol y gorra la siguió hasta su casa, se coló en el ascensor y, tras amenazarla diciéndole que llevaba una pistola en el bolsillo, le pidió que le entregara sus pertenencias y, hasta en tres ocasiones, le exigió que se bajara los pantalones.
Al resistirse a hacerlo, ha añadido la menor ya entre lágrimas, el violador la cogió por la cintura y se la acercó a su cuerpo, hasta que se asustó al oír unos ruidos en el portal y abandonó el ascensor.
El procesado volvió a intentar entrar en el ascensor, sin éxito, porque la niña ya había pulsado el botón para ponerlo en marcha, ha relatado la menor, que afirma que a consecuencia de los hechos sigue teniendo "mucho miedo" y sufre insomnio y pesadillas.