Las intensas lluvias de las pasadas semanas y el menor mantenimiento de las zonas verdes debido al estado de alarma han hecho que aumente la presencia de garrapatas, unos artrópodos cuya picadura es inofensiva la mayoría de las veces pero otras puede resultar mortal. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha advertido del aumento de las garrapatas en el campo y zonas verdes y ha recordado que su picadura puede transmitir enfermedades muy graves como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que tiene una mortalidad del 30% si no se aplica tratamiento.
Picadura o contacto con infectado
Recuerdan que este patógeno se transmite a las personas, bien sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados, y que la mayoría de los casos se han dado en sujetos relacionados con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas y de mataderos o veterinarios. Según ANECPLA, "desde 2016 se han contabilizado hasta cinco casos endémicos de esta enfermedad emergente", el último ellos en Salamanca, donde un hombre de mediana edad tuvo que ser hospitalizado aquejado de esta patología, cuyos síntomas -fiebre, dolor muscular, mareos, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia- aparecen de forma súbita. “Las garrapatas suelen encontrarse en las hierbas altas, con lo que es fácil que se adhieran tanto a los animales como a las personas cuando pasan cerca para alimentarse de su sangre", explican desde la asociación y añaden que estos artrópodos no se sueltan de la piel de sus víctimas "hasta que se hinchan y su cuerpo se llena por completo”. En los animales, las enfermedades más comunes que transmiten las garrapatas son la babesiosis y la erliquiosis.
Ropa protectora
Para prevenir estos problemas, que pueden multiplicarse en esta época de desconfinamiento en que han aumentado los paseos al aire libre, ANECPLA recomienda utilizar ropa protectora adecuada que deje visible la menor superficie de piel posible y, ante cualquier sospecha de contacto con estos de animales, revisar la piel y el cabello, porque las garrapatas suelen alojarse en zonas calientes del cuerpo como las axilas, el cuello, la cintura y la cabeza. En el caso de los animales, y en especial de los perros, se deben extremar las precauciones en las salidas al campo y se aconseja realizarles una revisión exhaustiva tras un paseo por el campo o zonas ajardinadas como método de detección. Si finalmente se detecta la presencia de alguna garrapata tanto en personas como en animales, debe retirarse rápidamente de la piel con cuidado y con la técnica adecuada. En cualquier caso, ANECPLA recomienda que sean profesionales en la gestión de plagas los que realicen los tratamientos de control y prevención de esta especie pues, según dicen, varían "según el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano”.