Ahora
la pequeña vive con él y su mujer porque así lo decidieron "de
corazón", pero lo cierto es que a esta pareja joven y sin hijos les ha
cambiado la vida por el costosísimo procedimiento de adopción en el que todavía
se encuentran inmersos y por los gastos que conlleva la manutención de la niña.
En
la jornada parlamentaria celebrada en el Congreso para visibilizar la situación
que viven los cuarenta menores que cada año se quedan huérfanos como consecuencia
de la violencia machista, David ha querido ofrecer su testimonio para alertar
sobre la "realidad oculta" que se esconde en cientos de familias que
han padecido esta lacra.
Desde
el día del asesinato hasta que el autor fue detenido tres meses después, los
que tardó la Policía en reunir los indicios suficientes para que el instructor
decretara su ingreso en prisión incondicional, la familia materna no supo
"absolutamente nada" de la niña.
El motivo, que su progenitor, con el
apoyo de sus padres, la sumieron en el "desarraigo más absoluto y
total", dando de baja a la niña del colegio y alejándola de todo aquello
que pudiera recordarle a su madre. Aunque esa situación terminó cuando su padre
entró en la cárcel, el juez, que acabó entregando la patria y potestad de la
menor a la familia materna, paralelamente estableció un régimen de visitas
semanales supervisadas a los abuelos paternos en un punto de encuentro familiar
gracias al informe favorable de los servicios psicosociales.
"Sus análisis
y recomendaciones parten de una visión idílica de lo que sería lo mejor para la
menor", y en su opinión fue que esas visitas eran más beneficiosas que
perjudiciales, sin tener en cuenta que la niña, cada vez que tenía que afrontar
una de esas visitas, exteriorizaba sus sentimientos "con vómitos".
Tras
el asesinato, el agresor hizo todo lo que estuvo a su alcance para que la
pequeña recibiese una pensión de orfandad simple y él una de viudedad, que
estuvo cobrando varios meses.
Esto cambió cuando la familia materna se hizo con
la responsabilidad de la niña y puso esta situación en conocimiento de la
Seguridad Social, que le retiró la pensión de viudedad y concedió la de
orfandad completa a la niña.
David ni siquiera ha logrado incluir a su sobrina en su
declaración de IRPF, y de momento la única que ayuda que reciben es la que
concede desde este año la Comunidad de Madrid para el comedor escolar: 234
euros al año. Y ello pese a que la sentencia condenatoria establecía una
indemnización para la pequeña que, "evidentemente, el asesino nunca va a
pagar".
Con lo único que se resarcirá a la pequeña es con la vivienda de
sus progenitores, la mitad de la cual está embargada para que en un futuro
actúe como indemnización. Lo que ocurre es que "la legislación no permite la
adjudicación directa de esa vivienda, que terminará en subasta pública",
ha criticado David.
Pese a todo ello, David y su esposa han iniciado los
trámites para adoptar a su sobrina, y no dudarían "un solo segundo"
en volver a hacerlo, pese a que cuando se formalice, perderá la pensión de
orfandad. "Ella dejará de ser huérfana, la vamos a proporcionar todo el
amor, el afecto y los cuidados que necesite", dice David, que añade:
"Como padre, madre e hija nos sentimos desde hace mucho tiempo, pero ella siempre
será consciente de que su mamá de barriguita está en el cielo y que su padre está
castigado donde se castiga a los mayores".