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Una negligencia médica en una operación de nariz le llevó al coma. Antonio Meño lleva así más de dos décadas. Su familia, que tuvo que pagar las costas del juicio, vive acampada en una plaza de Madrid. Veintiún años después de aquella intervención, el Tribunal Supremo reabre el caso.
Su madre siempre ha argumentado que un error al administrarle la anestesia fue el causante de que el cuerpo y el cerebro de Antonio quedaran tan dañados.
En 1993, un juzgado sentenció a la clínica a indemnizarles con más de un millón de euros, pero fue entonces cuando comenzaron las alegaciones, hasta que el Tribunal Supremo condenó a la familia de Antonio a pagar las costas del juicio, que ascienden a 400.000 euros.
Después de que un testigo haya aportado nuevas pruebas sobre lo que sucedió en aquella operación, 21 años después el Supremo vuelve a reabrir su caso.
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