El teniente Salvador Serrano, encargado de formar al equipo de los TEDAX y especialista en microvoladuras, explica que el personal encargado de llevar a cabo el rescate de Julen del pozo de Totalán ha trabajado con explosivo muy particular con el objetivo de que la explosión fuera menos invasiva para proteger así el cuerpo del pequeño.
El trabajo con explosiones entrañaba cierto riesgo para los mineros, pero era necesario porque la roca era tan dura que se necesitaban taladros para poder trabajar. Una vez que se producían las explosiones, había que esperar entre 30 y 50 minutos para volver a entrar porque era necesario airear la zona dado que el polvo podía resultar tóxico.
El teniente Serrano indica que hubo que traer más carga en un helicóptero porque no se había previsto que se necesitaran hacer tantas explosiones.
Preguntado sobre cómo vivieron sus compañeros el momento en el que terminaban la galería horizontal y llegaban al punto donde estaba el pequeño Julen, Serrano indica que fue una mezcla de "alegría e impacto" por no haber aparecido vivo.