Localizamos a Teresa Romero saliendo de su casa en Alcorcón. Acude a una cita médica. Su recuperación de las secuelas del ébola aún llevará su tiempo. Fue la primera persona infectada por el virus fuera de Äfrica y nos habla tras conocer la repatriación de la médico de Mali.
“No me ha pillado por sorpresa, se sabe que van a llegar más casos y hay que estar muy preparados porque nos jugamos la vida cada vez que entramos a esa habitación”, nos cuenta Teresa recordando su trabajo en las zonas de aislamiento del hospital.
Tras superar la enfermedad, la sangre de Teresa tiene los anticuerpos de la enfermedad. Hace 16 días que abandonó el hospital. Aquella mañana ofreció su sangre para ayudar a curar a quien lo necesitara. “Si con mi sangre se puede curar, aquí estoy hasta quedarme seca”, explicó entonces.
Esta mañana confirmaba que su debilidad aún hace imposible esa donación. “Parece que voy mejorando en algunas cosas, la hemoglobina me ha subido un poco, pero todavía sigo estando débil”, señala Teresa. “Los médicos dijeron que en dos o tres meses no podría donar, esto depende de lo que digan los médicos, ella ahora está floja, vamos al hospital y veremos lo que nos dicen”, añade Javier Limón, su marido.
Teresa sabe que ahora podría ser una esperanza.