El periódico estadounidense 'The New York Times' ha publicado este jueves el obituario de la española Ana Orantes 23 años después de que fuera brutalmente asesinada por su marido.
El medio tiene una sección donde publica los obituarios que en su día no publicó y es por eso que ahora, más de dos décadas después, rinde un homenaje a la mujer que llevó a la mayor reforma legal en defensa de la mujer en España.
'The New York Times' hace un repaso por la historia de esta mujer que fue asesinada pocos días después de tener la valentía para ir a un programa de televisión a contar su historia.
La historia del maltrato a Ana Orantes comenzó poco después de casarse. La pareja estaba viviendo en la casa de los padres de él y un día escucharon a Ana gritar. Su suegro le preguntó qué había pasado y Orantes, que no sabía la razón de la agresión, se sintió culpable y pidió disculpas.
Poco después los golpes empezaron a ser más recurrentes y llegaron también los tirones de pelos y los empujones contra la pared. El marido de Ana Orantes tenía por costumbre ir al bar a jugar a las cartas después de trabajar, de modo que cuando llegaba a casa ebrio agredía a su mujer por razones tan extrañas como que había movido una silla de lugar.
Fueron cuatro décadas las que Orantes trató de escapar de la situación mediante denuncias ante la Policía o un intento de divorcio. Sin embargo, la situación que vivía España en ese momento no era la más adecuada para una mujer.
Años después, en 1996 le concedieron el divorcio y un año más tarde superó sus miedos y decidió ir a un programa de televisión para contar los abusos que había sufrido. Sin embargo, 13 días después su ya exmarido le arrebató la vida.
Ana Orantes pensaba que el hecho de contar su historia ayudaría a otras mujeres en una situación similar, pero lejos de eso, lo que hizo fue avivar la ira de su exmarido.
La separó de su familia
En sus primeros años de matrimonio, José Parejo, el asesino de Ana Orantes, le prohibía ver a su familia. "No tenía dónde ir. Solo tuve que soportar una paliza tras otra", decía Orantes en el programa de televisión donde relató su calvario.
Allí contó algunos de los episodios más crueles que había vivido a lo largo de su matrimonio, como el día en el que le reprochó a su marido que le tocara los muslos por debajo de la mesa a su hija de 10 años. Parejo acusó a la hija de haberse inventado la historia y pegó a Ana Orantes tras amenazarla para que no presentara una denuncia.
Durante su relato en televisión, Orantes aseguró que de lo único que se arrepentía era de no haber contado todo esto antes.
Compartieron casa tras el divorcio
En 1996 el matrimonio se separó pero por recomendación de un juez de paz, lo mejor era que siguieran compartiendo la casa.
Fue allí, en un pueblo del sur de Andalucía donde Parejo golpeó a Orantes, la ató a una silla, la roció con gasolina y le prendió fuego viva.
Se cree que fue la víctima 59 de ese año por violencia de género en España, pero entonces no había estadísticas oficiales.
El camino desde su muerte hasta las reformas legales
Semanas después del asesinato de Ana Orantes, cientos de personas salieron a las calles para protestar por su asesinato y las mujeres del Parlamento exigieron reformas legislativas.
A pesar de que el vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, calificó el asesinato como "un caso aislado a manos de un excéntrico", fueron muchas las mujeres que se unieron para crear asociaciones y recoger pruebas para demostrar la existencia de violencia doméstica.
Así fue como el asesinato de Ana Orantes llevó a que en España se aplicaran profundas reformas legales como la Ley contra la violencia de género.