Han pasado casi un año separados de sus hijos. Sin formación y sin ingresos de ningún tipo, la pareja decidió no escolarizar a sus hijos por miedo a que se los quitaran. Según la Dirección General del Menor, se trata de un caso de "pobreza y una falta de asesoramiento y de formación".
Cuando se les retiró la custodia de los menores, sus padres emprendieron una larga batalla para recuperarlos. Su madre, Judith, se acercaba cada mañana al centro para atenderlos y ayudarles en sus tareas diarias.
Una empresa de las islas enseguida ofreció un trabajo para el padre y otras empresas ofrecieron ayuda para arreglar su casa que se caía a pedazos.
Una labor de todos que finalmente ha dado sus frutos. Los niños han vuelto a casa, aunque las ONG alertan: se trata de un tipo de pobreza que va más allá de carecer recursos económicos. También está relacionada con tener formación en cómo gestionar una casa o cómo educar a los niños.
La solución pasa por invertir en educación y prevención.