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Estafador de mujeres

Un nuevo estafador del amor utiliza las fotos de un actor uruguayo para extorsionar a sus víctimas

Rossi Olivier se presentaba como un encantador comercial francés que vivía en París en busca del verdadero amor. Ni era comercial ni su intención era encontrar el amor, sino extorsionar a sus víctimas y sacarles dinero.

¿Tiene precio el amor? Para Laura sí, después de que su encantador enamorado quisiera estafarla. Laura ha querido denunciar su caso porque cree que detrás de este engaño se encuentra una organización criminal.

Su historia comenzó cuando se conocieron a través de una aplicación de citas. Hablaban cada vez con más frecuencia y el contacto comenzó a ser habitual, hasta ahí todo normal. Al poco tiempo, el chico francés, que se hacía llamar Rossi Olivier la convenció de que ella era el amor de su vida y para engañarla utilizaba las fotos de un actor uruguayo afincado en Miami, Federico Díaz.

Las primeras sospechas de Laura llegaron cuando el galo le pidió fotografías subidas de tono para después extorsionarla con hacer públicas las instantáneas si se negaba a pagarle. "Te convence totalmente, acabas estando enamorada de esa persona. Como te lo crees todo llegas a mandarle fotos muy comprometidas y entonces te extorisonan".

Laura cree que detrás de este perfil, que ha llegado a estafar hasta 10.000 euros a otras usuarias haya toda una organización criminal. "Hay mujeres casadas que se meten en estas redes y no quieren ser descubiertas y pagan lo que sea."

Textos personalizados para engañar a las víctimas

El estafador del amor se ganaba a sus víctimas enviándoles mensajes de texto románticos que según Laura "los tenía preparados para personalizarlos y mandarlos".

El modus operandi de este francés recuerda al de Albert Cavallé al que llegaron a acusar 17 mujeres de seducirlas para apropiarse de su dinero.

Buen ejemplo de 'estafador de mujeres' lo es también el conocido como 'Don Juan de Marín' que llegó a engañar a más de 100 mujeres en 20 años. Se creaba perfiles en las redes y webs de citas utilizando identidades falsas con las que enamoraba a las víctimas para luego desaparecer con el dinero que ellas le habían prestado, confiando en él y en su buena voluntad.