Ernesto Pérez Vera, expolicía Local de La Línea, ha luchado durante años contra el contrabando y el narcotráfico en esa zona. "Puedo asegurar que todos los linenses no somos contrabandistas ni narcotraficantes, aunque todos conozcamos a traficantes, hayamos estudiado con ellos, e incluso podamos tenerlos en la propia familia, pero no todo el mundo aquí se dedica a eso", subraya.
Ernesto tuvo que abandonar la Policía Local por las graves heridas sufridas al ser arrollado tratando de identificar a un presunto narco. Cree que las nuevas generaciones actúan con una violencia desconocida. "Antes se encontraban con un control policial y lo eludían, ahora lo atraviesan sin importarles las lesiones o los daños que pudieran ocasionar, tirando para adelante y llevándose a policías por delante", sostiene.
Hace dos meses, el Ministerio decidió mandar a más agentes parar reforzar la zona. Los narcotraficantes están apedreando los vehículos policiales y embistiendo a las patrullas cuando tratan de frenar los alijos de droga.
Luis Esteban, comisario jefe de Algeciras, explica que, a parte del coche de avanzadilla y del que lleva la carga, ahora han puesto un tercer coche, generalmente un todoterreno potente, "para envestir a los vehículos de la policía que intentan interceptar ese convoy con sustancias estupefacientes".
El servicio de vigilancia aduanero reforzó también su dotación en Algeciras, y una semana después dos encapuchados intentaron quemar sus lanchas. También lanzan amenazas a la justicia. Frente a los juzgados, unos desconocidos rajaron las ruedas del coche del fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros: "Al no tener ningún elemento de prueba no queda más remedio que tomarlo como parte del oficio".
Encinas, portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, dice que "el día a día es complicado". "Simplemente el hecho de ir a comprar con tu familia a un centro comercial determinado puede suponer un mal trago si te cruzas con alguien perteneciente a alguna organización y te reconoce, no se cortan un pelo a la hora de insultarte, amenazarte o coaccionarte".
Un policía nacional en La Línea, acosado y que prefiere hablar con la cara tapada y la voz distorsionada, dice que también tienen que tener cuidado al tender la ropa. "Si tiendes la ropa en un sitio visible y se ve el uniforme, se sabe que ahí vive un policía. Es una medida de autoprotección, que nadie sepa dónde vives, porque es un punto débil para ti o tu familia", explica.
Él lleva once años como agente de la Policía Nacional en La Línea y se plantea cambiar de destino. Teme que en una ciudad tan pequeña donde todos se conocen, la tensión con los narcotraficantes pueda afectar a su familia. "Tienes una tensión continua y si vas por la calle te puedes encontrar con alguien a quien has detenido el día anterior. Tú sabes que tienen armas y tienes que extremar todas las precauciones. Si se te olvida el chaleco ya estás inquieto. Llevas tu arma reglamentaria encima en todo momento. Más que utilizarla es no echarla de menos porque no sabes lo que te puede deparar el día a día".