Patricia e Inma fueron testigos, durante años, de los malos tratos de sus padres hacia sus madres. Esos episodios de violencia casi diaria les dejaron huellas difíciles de borrar. Ambas comparten años de dolor pero también una historia de superación. Ahora han rehecho su vida y son felices.
"Es como una estrategia del terror, tú no necesitas que él te pegue directamente para saber que hay una amenaza en tu casa", así resume Patricia cómo se sentía cuando su padre maltrataba a su madre: "Aunque yo con 4 años no te sepa decir esto es Violencia de Género, sé decirte que tengo miedo y que no quiero estar ahí", continúa. Y ese mismo sentimiento lo comparte Inma, que durante 11 años vivió una historia parecida: "Tienes que controlar las palabras, no hacer nada, molestar lo mínimo posible.
"No entendía por qué a nosotras", recuerda así esas situaciones que, incluso, llegó a normalizar: “Yo sabía que lo que había en mi casa era malo pero era lo único que conocía”, sentencia.
No tuvieron una infancia como la de cualquier niño y tuvieron que madurar muy pronto: “tuve que preocuparme por mí, por hermana y por mi madre”, concluye Inma.
Ellas son dos ejemplos de lo que viven los hijos menores de las víctimas de la Violencia de Género. Ellos también lo son y a muchos les quedan secuelas imborrables: “no dormir, a la hora relacionarte con la gente, la alimentación…”, estas son algunas de las cicatrices que aún lleva consigo Inma.
Ambas sintieron una liberación cuando sus madres decidieron poner fin a esa relación. Sin embargo, en el caso de Patricia, el dolor siguió: “No se nos consideró a nosotros víctimas directas. La Justicia consideraba que aunque era un maltratador podía ser un buen padre, cosa que es imposible”, cuenta. En aquellos años, se estableció un régimen de visitas y tanto ella como su hermano, tuvieron que continuar viendo a su padre.
Comparten una historia de sufrimiento, lucha, incertidumbre y dolor, pero también de superación: “He salido de ahí, ahora tengo una carrera y me va bien”, explica Patricia.
Ahora mismo, en España, hay más de 4.000 menores en situación de vulnerabilidad según el sistema VioGen (sistema que sigue los casos de Violencia de Género) y de acuerdo a un estudio de la Fundación ANAR, la mayoría de los pequeños en riesgo tienen menos de 10 años. Además, 3 menores han sido asesinados por esta causa.
Los expertos hacen hincapié en la detección precoz de estos casos y en el acompañamiento psicológico. Estos niños viven con una amenaza constante, sienten miedo y culpa constantemente y esto, puede tener consecuencias graves en su comportamiento y en su desarrollo. Ellos son las otras víctimas, a veces invisibles, de la Violencia de Género.