Esta es la iniciativa de los terapeutas para mantener a los mayores de una residencia de ancianos de Segovia ocupados después de dos semanas sin poder recibir ninguna visita por estado de alarma por el coronavirus. Comienza el directo, se escucha una sintonía típica de telediario y vemos los bustos de cuatro ancianos con semblante serio.
Una voz en 'off' anuncia que se trata de 'Noticias Tele San Pedro' y, a continuación, arranca la ráfaga de titulares.
"Los ciudadanos retrasan el Estado de Alarma cinco minutos más", informa Florencio Velasco, de 76 años, que fue hostelero durante medio siglo en Madrid y aún es famoso por sus boquerones en vinagre.
"Convocan un aplauso a las 20:10 para agradecer la labor de toda la gente que aplaude a las 20:00 horas", retransmite unos segundos más tarde Manuel Benito, de 88, quien fue electricista antes de jubilarse y ahora dedica buena parte de su tiempo a coleccionar aperos de labranza.
No se trata de un informativo, sus protagonistas no son periodistas y, desde luego, las noticias no son las que se corresponden con la turbulenta realidad del país, empañada desde hace semanas por la inédita crisis sanitaria del coronavirus, sino algunos titulares como si fueran un medio satírico.
Florencio, Manuel, Marcelo y Andrés son cuatro internos de la residencia 'Los San Pedros', en el pequeño pueblo segoviano San Pedro de Gaíllos, y este vídeo es fruto de una iniciativa de sus terapeutas para mantenerlos ocupados después de dos semanas sin poder recibir ninguna visita del exterior por el confinamiento.
La pieza, publicada en la página de Facebook de la residencia, ha alcanzado 45.000 reproducciones en menos de dos días. En ella se puede ver cómo, a medida que se suceden los titulares, los abuelos reblandecen el gesto poco a poco y acaban abandonándose a la risa.
Los cuatro gozan de buena salud entre los 76 años de Florencio y los casi 90 de Andrés. Todos menos el más mayor aún conducían hasta otros pueblos cada día para tomar el vermú antes de que el estado de alarma trastocara sus rutinas.
Además del humor, la precaución ha sido clave para que la residencia no haya tenido sustos en ninguno de sus cincuenta internos hasta el momento. Estos llevan aislados desde el once de marzo -el centro fue de los primeros en blindarse- y, desde entonces, sólo entran las 22 personas que allí trabajan.