Dos jóvenes esperan en un aeropuerto.

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ESTUDIO | LO PRACTICAN ANTES DE EMBARCAR

Uno de cada diez turistas que ha viajado a España ha practicado sexo en el aeropuerto

Uno de cada siete turistas jóvenes que ha viajado a España ha ido alguna vez borracho durante el vuelo. Asimismo, uno de cada diez asegura haber mantenido relaciones sexuales en el aeropuerto antes de coger el avión. Los datos de una encuesta realizada por un buscador de vuelos ponen de manifiesto que los baños de las salas VIP de los aeropuertos son los lugares favoritos para mantener los encuentros.

Uno de cada diez turistas extranjeros que ha viajado a España en avión ha mantenido alguna vez relaciones sexuales en el aeropuerto antes de embarcar. Esos son los datos que se extraen de una encuesta realizada por el buscador de vuelos Jetcost. La compañía ha estudiado los hábitos y experiencias de los pasajeros de 18 años antes de volar a España.

A los encuestados se les preguntó qué hacían en su tiempo libre en el aeropuerto antes de coger un vuelo. La mayoría respondió que dedicaba ese lapso de tiempo a beber alcohol (uno de cada siete encuestados), mientras que la segunda opción más votada fue la de ir a las tiendas de aeropuerto seguida de sentarse a esperar el embarque, comer algo y los que sólo tuvieron tiempo de realizar el 'ckeck- in' y luego embarcar. La opción de practicar sexo fue respondida por uno de cada diez jóvenes.

El 76% de los que reconocieron haber practicado sexo alguna vez antes de embarcar reconocen que lo hicieron en los baños, y de ellos un 70% aseguró que lo hizo en los de la 'sala VIP' "ya que tienen menos tránsito". Además, el 12% de los que habían realizado estas prácticas íntimas aseguró haber sido pillado 'in fraganti' alguna vez. La encuesta preguntó a los jóvenes si alguna vez habían practicado sexo dentro de la aeronave y tan sólo un 4% respondió de forma positiva.

Sobre los motivos que llevaron a los jóvenes a dar rienda suelta a la pasión el más común fue "la euforia ante el viaje y el destino de vacaciones", como segunda opción, los encuestados respondieron que querían vivir "la emoción de poder ser pillados".


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