100.010500

Publicidad

Okupas

Unos okupas se instalan en la casa de un anciano de Salcedo, en Pontevedra

Unos okupas entraron hace mes y medio en la casa de un anciano de Salcedo, en Pontevedra, que tuvo que marcharse hace un tiempo por motivos personales. Los vecinos temen nuevas okupaciones en la zona.

El propietario de la casa, un anciano de Salcedo, en Pontevedra tuvo que marcharse hace algo más de un año por motivos personales. Desde hace un mes y medio su casa ha sido okupada y él no puede volver.

Al principio, parece que fueron tres personas las que okuparon la casa, ahora podrían ser al menos siete y la familia y vecinos del anciano creen que, incluso, puedan estar alquilando habitaciones.

Ángeles Durán, sobrina del anciano, vive a pocos metros de los okupas y cuenta su impotencia: "A mi tío hay que decirle las cosas de la forma más suave posible, no entiende porque no puede venir a su casa".

Las pertenencias del anciano las han tirado por la ventana

Ángeles, incluso, ha llegado a intentar dialogar con los okupas: "Me contestaron que les habían dicho que el propietario estaba fallecido" y ahora todas sus pertenencias, documentos, papeles y libros se ven esparcidos y tirados por el jardín de la vivienda.

Los okupas insisten en que "no quiero dormir en la calle, quiero dormir en la casa".

Impotentes y desamparados

La familia del anciano, de avanzada edad, tampoco puede cortar la luz y el agua de la vivienda: "Pueden denunciarte no sé si por acoso o coacción".

Los vecinos también denuncian robos en sus huertos:"Hay muchas tierras aquí, y si queréis comer, la trabajáis" se queja .

Temen irse de vacaciones: "Puede venir cualquiera a mi casa y meterse en ella y no puedes hacer nada".

Ángeles no acaba de comprender cómo el sistema legal y judicial español permite todavía estas tropelías.

Presentó denuncia en Comisaría y en el Juzgado, pero según le explicó su abogado, si no se detecta el allanamiento dentro de las 48 horas siguientes de producirse, la Policía ya no puede intervenir y tiene que ser un juez quien ordene el desalojo. Un trámite que puede prolongarse meses y a veces años.