Valleseco, Gran Canaria. Algo menos de 4.000 habitantes censados y unas cuentas saneadas. En plena crisis, y con buena parte de los ayuntamientos españoles con dificultades económicas, aquí se cerró 2011 con más de un millón de euros en las arcas.
Con cuatro millones de presupuesto anual, no es la primera vez que se cierra el año con superávit. Los impuestos, desde luego, no son excesivos.
De media, un ciudadano de este pueblo viene a pagar unos 150 euros anuales por el impuesto de bienes inmuebles y el de circulación de vehículos, la tasa de recogida de basuras está en torno a ocho euros cada dos meses y la de agua cinco euros por consumo mínimo.
Así que la receta para seguir teniendo dinero en la caja tiene que ser otra. "La cuestión está en no gastar nunca más de lo que ingresamos, manteniendo una nómina de personal entorno a unos 80 trabajadores, y sin duda afilar bien el lápiz y en llevar una contabilidad", asegura Dámaso Arencibia, el alcalde de Valleseco.
En el ayuntamiento, cada factura la miran con lupa tres funcionarios, y se modelan los sueldos. También ayuda ser un municipio pequeño, más fácil de gestionar.
