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EN UN COLEGIO DE PONTEVEDRA
Varios abuelos se convierten en alumnos por un día para enseñar rutinas saludables a los niños
Erradicar los malos
hábitos alimentarios de los más pequeños es cosa de los mayores y también de
sus centros de educación. Por eso en un colegio de Pontevedra han invitado a
los abuelos de los alumnos para que les inculquen, en las aulas, las rutinas de
una vida saludable.
A primera hora de la
mañana los alumnos del colegio Froebel llegan a clase pero hoy será una jornada
diferente: comparten pupitre con sus abuelos.
Los mayores vienen con
ganas, varias décadas después de su última incursión en un centro educativo, de
aplicar todo lo que la vida les ha enseñado para mantenerse sanos. Una buena
alimentación, ejercicio, paseos al aire libre… Son hábitos que los más
pequeños, aunque no sean conscientes, suelen descuidar; y para ello están sus
abuelos, para ayudarles a recordar.
Hoy en el recreo
cambian la bollería por los lácteos y, a cambio, los mayores ejercen de
compañeros de juego en el patio; una jornada saludable que, esperan, sirva para
mantenerse por mucho tiempo.
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