Los vecinos de la localidad de Olave, en Navarra, se juegan a diario la vida al cruzar una carretera nacional que divide el pueblo, uniendo Pamplona con la frontera francesa en Irún.
Atravesarla supone un reto, ya que no hay ni semáforo ni paso de peatones para atravesar el vial por el que pasan a diario 12.000 vehículos, de los cuales 2.500 son camiones.
"Es triste que para cruzar tres metros tengas que jugarte el pellejo", "ni aunque te pongas con niños llamas la atención lo suficiente para que paren", manifiestan indigandos los vecinos de la localidad.
Los habitantes de Olave llevan 5 años quejándose y pidiendo simplemente "que se pueda poner un paso peatonal de manera segura". Pero sus reclamos no han tenido el éxito esperado, a pesar de poner todo su empeño en conseguir un cruce seguro.
Sus primeras iniciativas consistían en poner semáforos y radares de metira, luego acordaron cruzar la calle en grupo como si de una carrera se tratase, e incluso organizaron un viacrucis nocturno para protestar por la falta de iluminación en la zona.
Pero la última, en la que cruzaban la vía 'volando' con una tirolina, puede costarles caro. Por hacer esa parodia el Departamento de Fomento les amenaza con una multa de entre 6.000 y 150.000 euros. Pero ni esta ni ninguna otra intimidación conseguirán detenerles en la lucha por conseguir su objetivo.
