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CUALQUIERA PUEDE ACCEDER A SUS IMÁGENES

Cientos de webcams personales emiten en Internet sin que sus dueños lo sepan

Compraron la webcam para uso personal pero lo que no saben es que todas las imágenes que graba esa cámara también se emiten en Internet. Hace un año una empresa de Estados Unidos retiró del mercado un modelo de webcam con un agujero de seguridad. Cualquier internauta podía acceder a sus imágenes. Doce meses después, muchos de los clientes que la compraron no saben del error, y su vida y su intimidad siguen al descubierto.

Son muchas las personas, en todo el mundo que tienen instaladas cámaras privadas en sus oficinas, tiendas o casas. Cámaras que recogen, en tiempo real, todo lo que pasa en esos ámbitos privados. Cámaras que captan imágenes que no deberían ser públicas, pero que, de hecho, lo son. Muchas de ellas pueden ser vistas, en tiempo real, por cualquier persona en cualquier lugar, gracias a internet.

A través de la red se ofrecen imágenes cotidianas, ofrecidas por cámaras colocadas por personas que quieren tener acceso continuo y privado a lo que ocurre en lugares para ellos importantes.

Pueden ser cámaras colocadas en el cuarto de un bebé, que los padres consultan cuando se van a trabajar, o habitaciones de hospital donde un anciano está ingresado y vigilado a distancia por algún familiar.

Escenas restringidas y privadas que, en muchos casos, pueden ser observadas por extraños y curiosos. Podemos ver la cara de un bebé que duerme en su cuna o las dificultades de un enfermo en Estados Unidos. Lo grave y sorprendente es que nadie ha pirateado sus cámaras; todas son del mismo modelo y tienen un agujero de seguridad.

Para entender el problema imaginemos la cámara como un buzón, cuya llave solo la tiene su dueño. Pues bien, hace un año se distribuyeron miles de cámaras para Internet, directamente, sin cerradura.

Cuando se detectó el error la empresa retiró el modelo pero para cientos de familias ya era tarde. Ahora tienen abiertas las puertas de casa, o de su negocio. Los que pusieron la cámara en una pastelería, en su oficina o en el salón de casa están siendo espiados sin saberlo.

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