El distanciamiento social y evitar aglomeraciones van a ser dos de las claves, al margen de mascarillas o guantes, para llevar a cabo la vuelta a esa ya denominada nueva normalidad tras la desescalada del coronavirus.
Y en ese objetivo de controlar los movimientos de pasajeros, clientes o trabajadores, las cámaras de seguridad van a jugar un papel fundamental.
Varias empresas ya trabajan en diferentes planes de seguridad para evitar aglomeraciones en espacios públicos. A través de cámaras se podrá ver dónde se producen esas aglomeraciones, cuántas personas hay y se avisará a los clientes cuando ya puedan entrar.
Además, están las cámaras térmicas, que tomarán la temperatura a todos los clientes.
Menos sofisticado, pero igual de eficaz, puede ser una llave de latón, material cuya composición esquiva por completo el virus, para tocar un timbre, el teclado de un cajero o abrir una puerta.