El nuevo chascarrillo de Matías Prats: "Más que protección solar, hay que buscarla craneal"

Muchos vecinos de Vélez-Málaga, ciudad y municipio perteneciente a la provincia andaluza de Málaga, se enfrentan a un problema común: las pelotas de golf. Los afectados denuncian los daños ocasionados a las infraestructuras, así como la peligrosidad de esta situación.

Matías Prats, presentador de Antena 3 Noticias Fin de Semana, ha informado durante el informativo de que "el golf puede ser en ocasiones un deporte de riesgo para el espectador". A su vez, haciendo gala de ese humor tan característico, Prats ha subrayado que "para tomar el sol, más que protección solar, hay que buscar protección craneal".

Los vecinos esperan que se ponga remedio a los daños materiales ocasionados por los bolazos y desean que no haya que lamentar daños personales. Es más, en algunas viviendas, como medida preventiva, han tenido que instalar unos toldos para poder usar su jardín sin exponerse al peligro que supondría ser alcanzado por una pelota de golf.

"Hay una treintena de casas que están afectadas por las bolas de golf que les llegan a sus viviendas", ha explicado Lidia Gutiérrez, reportera de Antena 3 Noticias, que ha vivido en primera persona esta situación. "En el poco tiempo que llevamos grabando nos han caído hasta dos bolas", ha explicado Gutiérrez, que ha remarcado que el patio "parece la zona de recogebolas del campo de golf que está a escasos metros".

Por su parte, los responsables del campo de golf, en declaraciones dadas a Antena 3 Noticias, han asegurado que están buscando una solución a este problema y ya han plantado algunos árboles. Sin embargo, los vecinos han insistido en la necesidad de implementar medidas férreas, considerando insuficientes las promovidas por la entidad.

Puede causar más daños que una bala

Un estudio realizado por el forense español Carlos Guerrero demostró que una pelota de golf puede ocasionar más daños que un disparo de una pistola. Esto se debe a las altas velocidades que puede alcanzar la bola, las cuales rondan los 300 kilómetros por hora.

Gerrero llevó a cabo el estudio como parte de las pruebas periciales presentadas en un juicio por un grupo de vecinos de Islantilla, Huelva, que denunciaron a un club de golf por el daño que el impacto de las bolas causaba en sus viviendas.

Tal y como reflejó el estudio, "una bola de golf puede incluso provocar la muerte si su proyección tiene un efecto contusivo de una violencia tal que dañe determinadas zonas del cuerpo"

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