CUIDADO DE LA PIEL
¿Puedes utilizar una crema solar del año pasado? Esto es en lo que debes fijarte
En verano es normal utilizar varios envases de protector solar, algunos incluso no llegamos a abrirlos pero, ¿se puede utilizar después un estío después?
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A medida que los días de verano pasan, no hay nada más importante comorecordar aplicarse crema solaraún en los días nublados. Escuchamos una y otra vez todo tipo de recomendaciones que invitan a ponernos protector tanto en la cara como en el cuerpo pero, ¿realmente sabes los motivos específicos? A pesar de que la piel es una barrera natural que nos protege contra los rayos ultravioleta, sigue siendo susceptible a todo tipo de daños que pueden traducirse en manchas, envejecimiento prematuro de la piel e inhibición del sistema inmunitario.
Los protectores solares son la clave para evitar los efectos adversos que provoca la exposición solar. Si queremos mantener una piel joven, tersa, sana y protegida contra todo tipo de problemáticas, es necesario utilizar una crema de como mínimo 30 SPF para que haga efecto. Se debe aplicar generosamente por toda la superficie de la piel que va a quedar expuesta al sol, incluido el rostro aunque llevemos maquillaje. Sin embargo, para que el protector funcione correctamente debemos tener ciertos cuidados en su conservación.
¿Caduca la crema solar? ¿Es aconsejable utilizar el protector solar del año pasado? En repetidas ocasiones termina el verano, no acabamos el envase y lo guardamos en el armario con el objetivo de utilizarlo más adelante. No obstante, y aunque la crema solar debería aplicarse todos los días sin excepción, inauguramos una nueva temporada veraniega con el mismo protector del año pasado.
Las características que indican que una crema solar ha expirado
En líneas generales, la gran mayoría de cremas solares tienen una durabilidad de 12 meses una vez abiertas, pero no en todos los casos es así. Para saber si podemos reutilizar el protector del año pasado debemos tener en cuenta tres aspectos. En primer lugar, si la crema ha estado expuesta al calor, a la luz solar directa o a la humedad, puede caducar todavía más rápido y ofrecer menos protección cuando se aplica un año más tarde (o incluso ninguna). Por otro lado, y obviando la fecha de caducidad, hay un símbolo en el que debemos fijarnos para saber de forma rápida si podremos volver a usarlo.
Muchos productos cosméticos cuentan con un símbolo que se manifiesta en la parte trasera como un pequeño envase con la tapa abierta. El dibujo suele tener escrito “3M”, “6M” o “12M” e indica el período que el fabricante garantiza la efectividad de la fórmula. En el caso de las diversas marcas que elaboran protectores solares, doce meses es el ciclo más repetido y, sin embargo, la durabilidad también depende de cómo se haya conservado dentro de ese período de tiempo.
El último indicador para estar seguros al 100% de si podemos reutilizar el protector solar del año pasado está en el aspecto general de la crema. En caso de que la loción haya cambiado de color, suelte una especie de mezcla aceitosa, tenga grumos o esté muy líquida, son algunas señales que nos dan a entender que las propiedades han dejado de funcionar y que el contenido no servirá para protegernos contra la radiación ultravioleta.
Entonces, ¿caduca el protector solar si no se abre? ¿Cómo conservarlo?
La respuesta es afirmativa. No importa si la crema solar indica una vida útil de 12 meses una vez abierta, el protector solar puede terminar echándose a perder si ha estado expuesto al calor, a la luz solar directa o a la humedad. Ya sea que la botella haya estado sentada al lado de la piscina, dentro del coche mientras estábamos en la playa o dentro de un armario en el cuarto de baño, es muy probable que la fórmula se haya deteriorado y que haya perdido su efectividad aún sin haberse abierto.
Para que la crema solar aguante todo el tiempo posible es importante guardarla en un lugar fresco, seco y oscuro. Además, si el envase se ha abierto y se ha utilizado durante el verano, se aconseja limpiar los bordes con un disco de algodón impregnado con alcohol para asegurarnos de eliminar bacterias, asegurarnos de que está bien cerrado, que no entra aire ni ningún otro elemento que pudiera contaminar el contenido.
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