RINOPLASTIA
¿Por qué Paola Olmedo también se retocó la nariz tras su cirugía ortognática para arreglarse la boca?
Las imágenes de Paola Olmedo tras su cirugía ortognática nos han sorprendido. Y no solo por el esperado ajuste en su sonrisa y mandíbula, sino por un pequeño gran detalle: su nariz también ha cambiado.

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Lejos de ser un capricho estético, la rinoplastia de Paola Olmedo fue una recomendación médica y estética lógica. Cuando alteras la estructura ósea del rostro (sobre todo en el tercio inferior), el resto de tus rasgos puede perder la proporción que antes parecía natural. La nariz, como centro visual del rostro, también refleja esos cambios.
Cuando la nariz ya no encaja con el nuevo rostro
La cirugía ortognática de Paola Olmedo tenía como objetivo principal corregir una hiperplasia maxilar, es decir, un excesivo desarrollo del maxilar superior, lo que provocaba que su sonrisa y la proporción de su rostro no fueran las ideales.
La cirugía ortognática es el procedimiento indicado para corregir alteraciones óseas del rostro, tanto en el maxilar superior como en la mandíbula, o en ambos a la vez. Dependiendo del caso, se puede actuar sobre una sola estructura o sobre varias para devolver el equilibrio funcional y estético.

Este tipo de intervención modifica la base del tercio medio e inferior de la cara, y muchas veces requiere también ajustes en la mandíbula para lograr una armonía completa. Al modificar esa base tan importante, el perfil facial cambia inevitablemente. Lo que antes estaba en equilibrio, tras la intervención puede verse fuera de lugar, por muy bonito que fuera individualmente.
Así que el equipo de Paola Olmedo, pensando en la armonía general de su rostro, le propuso acompañar la cirugía con una rinoplastia. No se trataba de embellecer por embellecer, sino de adaptar su nariz a su nueva estructura ósea.
En estética, este principio es básico: no se trata de tener rasgos perfectos, sino de que todas las piezas encajen como en un puzzle.
La proporción áurea y el arte de la armonía facial
Desde la Antigua Grecia, el ser humano ha buscado patrones que expliquen la belleza. Uno de ellos es la proporción áurea, una fórmula matemática que describe relaciones perfectas en la naturaleza, el arte… y sí, también en los rostros humanos.
Fue durante el Renacimiento italiano cuando figuras como Leonardo da Vinci comenzaron a aplicar conscientemente la proporción áurea en la representación de la belleza humana, buscando en el equilibrio matemático la base de la perfección estética.

Cuando modificas elementos estructurales como la boca y la mandíbula, puedes alejarte de esa proporción ideal… a menos que ajustes también otros rasgos. De ahí la importancia de procedimientos complementarios como la rinoplastia, que ayudan a restablecer el equilibrio visual de forma natural.
Porque, aunque no midamos con regla, nuestro cerebro sabe perfectamente cuándo algo se ve proporcionado.
La armonía facial como objetivo final
En definitiva, Paola Olmedo no cambió su nariz porque sí. Cambió porque su rostro, tras la cirugía ortognática, necesitaba un nuevo equilibrio.
Y cuando se trata de armonizar una transformación tan importante, no es cuestión de exagerar, sino de encontrar la medida justa. Hay una frase que me encanta y que en este caso encaja a la perfección: "La belleza no está en cambiar quién eres, sino en encontrar el equilibrio que mejor te representa".
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