ESTARÍAN MEJOR EN EL TINTERO

¿Quieres borrar un error del pasado? Estos son los mejores métodos para eliminar un tatuaje, según la OCU

¿Láser, cirugía o dermoabrasión? Analizamos qué método para eliminar un tatuaje es el más adecuado y cuál es el que más te conviene para no dejar rastro de ese error del pasado grabado en tu piel.

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Hace ya mucho tiempo que los tatuajes dejaron de ser patrimonio de ex convictos y marineros para erigirse en una moda global que ha seducido a millones de personas de toda clase y condición. Con todo, habiendo dejado atrás definitivamente las connotaciones negativas que arrastraban antaño y redefinidos como un elemento estético de enorme popularidad en nuestros tiempos, para muchas personas su tatuaje se ha convertido en un problema.

El nombre de amor de juventud que prometía ser eterno y acabó en ruptura –y si no, que le pregunten a Johnny Depp por su celebérrimo "Winona Forever"–, una chapuza de un tatuador con poca destreza o un dibujo que en su momento parecía lo más y hoy sonrojaría a cualquiera son motivos más que justificados para que mucha gente tome la decisión de eliminar sus tatuajes.

Sea como fuere, hoy la eliminación de tatuajes es un negocio al alza al que muchas personas recurren para borrar errores del pasado. Pero, ¿cómo hay que hacerlo y cuál es el mejor método? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado una breve guía para orientar a todas aquellas personas que tienen decidido hacer borrón y cuenta nueva en su piel.

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Los métodos más habituales para eliminar un tatuaje

Básicamente, los métodos más habituales son tres: la eliminación con láser, la eliminación quirúrgica y la dermoabrasión. A continuación, vamos a explicar en qué consiste cada uno y qué sistema conviene elegir, con sus pros y contras.

  • Eliminación con láser

El láser es el método al cual más gente recurre por diversos motivos, como que es eficaz y adecuado para casi todo tipo de tatuajes o presenta un riesgo bajo de cicatrización. El láser se aplica sobre las moléculas de tinta para que se rompan y sean lo suficientemente pequeñas como para que puedan ser eliminadas por el propio organismo.

Eso sí, el láser adecuado debe tener una serie de características específicas, como longitud de onda absorbida por el pigmento, el pulso corto para minimizar daño a los tejidos y suficiente energía para destruir el pigmento. Los más utilizados en este tipo de tratamiento son los láseres Q-Switched (QS), por delante de los láseres de picosegundos.

Para la eliminación de tatuajes con este método, generalmente se requieren un mínimo de ocho sesiones y la anestesia es habitual. También es importante tener en cuenta que la eliminación puede no ser completa, ya que colores como el amarillo suelen ser difíciles de eliminar, mientras que el negro y rojo responden mejor al tratamiento.

El procedimiento siempre debe realizarse sobre piel limpia, seca y no bronceada para evitar complicaciones. Igualmente, conviene proteger del sol el área tratada con filtros solares y ropa adecuada. Todo ello, sin dejar de considerar posibles efectos adversos, como ampollas, hemorragias, infecciones y cicatrices. En casos de reacciones alérgicas no tratables con fármacos, se recomienda la eliminación quirúrgica para tatuajes pequeños o tratamiento fraccionado con láser.

  • Eliminación quirúrgica

Este método, mucho menos habitual que el láser, consiste en insensibilizar la piel con una inyección de anestesia local. Posteriormente, y aunque no suene muy bien, el tatuaje se elimina cortando con un bisturí y uniendo con puntos los bordes de la piel.

Conviene tener en cuenta que suele ser muy habitual que tras borrar el tatuaje mediante la eliminación quirúrgica quede una cicatriz en la piel. Según los expertos, este sistema es eficaz especialmente para borrar tatuajes pequeños.

  • Dermoabrasión

El sistema de dermoabrasión es la opción menos utilizada para eliminar un tatuaje porque, entre otros motivos, los resultados suelen ser impredecibles. Durante el procedimiento, se aplica frío al área tatuada hasta que queda insensibilizada. Después, la piel tatuada se lija con un dispositivo rotatorio de alta velocidad que cuenta con una rueda o un cepillo abrasivo.

Este método suele producir dolor e irritación en el área afectada hasta varios días después del procedimiento y también deja cicatriz. Además, el resultado puede no ser el esperado y se debe raspar la piel para que desaparezca del todo el tatuaje.

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Consejos para elegir el método que más te conviene

Llegados a este punto, vamos a repasar algunos de los puntos más importantes de cada método para dar una idea de cuál es mejor elegir para eliminar un tatuaje. El láser es el más común, ya que es adecuado para casi todos los tatuajes, aunque tiene dificultades con tintas de colores claros.

En el caso de la eliminación quirúrgica, puede ser una muy buena opción para tatuajes pequeños y en casos de alergia, mientras que el método de la dermoabrasión es la opción menos utilizada, puesto que ofrece resultados difíciles de predecir, además de producir dolor e irritación durante varios días.

Más allá del método escogido, desde la OCU destacan algunas recomendaciones generales que conviene seguir a rajatabla para evitar sorpresas inesperadas y resultados indeseados. Por encima de todo, es esencial acudir siempre a un centro especializado y autorizado que cuente con dermatólogos y las condiciones necesarias, tanto de higiene como técnicas.

También es importante asegurarse de obtener información sobre la eficacia, limitaciones, riesgos y precios del tratamiento en cuestión, además de tener en cuenta cuál es nuestro tipo de piel, ya que algunos tratamientos pueden no ser adecuados para pieles sensibles. Para terminar, para evitar complicaciones y facilitar la cicatrización, siempre hay que seguir las indicaciones médicas después del tratamiento.

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