TIENE UNA EXPLICACIÓN

Abres una bolsa de patatas fritas y no puedes parar: este es el motivo por el que son tan adictivas

Los ingredientes de los alimentos y cómo actúan en el cerebro son más importantes de lo que crees. Y, precisamente te vamos a hablar de estos en relación a las patatas fritas de bolsa y el motivo por el que no podemos dejar de consumirlas.

Una niña cogiendo una patata frita de la bolsa

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No, no eres la única persona que ha abierto una bolsa de patatas fritas, ha empezado a comer y no ha podido parar. No estás solo o sola en esta lucha, le pasa a casi todo el mundo. Y tiene una explicación.

Más allá de estar muy buenas (y por eso no podemos dejar de comerlas), las patatas de bolsa contienen una serie de ingredientes que las hacen aditivas. Para entender la adicción hay que explicar qué es el circuito de recompensa del cerebro.

Este es el mecanismo que hay detrás de la adicción y se compone de varias áreas del cerebro: el núcleo accumbens, el hipocampo, la amígdala, el tálamo y la corteza prefrontal. Estas interactúan entre sí, produciendo sensaciones placenteras que nuestro cerebro asocia con la acción que estamos haciendo, en este caso comer patatas.

Las patatas de bolsa de los supermercados se componen de carbohidratos simples que se descomponen muy deprisa, generando así un aumento rápido de energía.

Bolsas de patatas en un supermercado
Bolsas de patatas en un supermercado | iStock

La sensación de satisfacción que activa el circuito de recompensa mencionado lo provocan la sal y su contenido de grasas, liberando dopamina (sustancia asociada al placer).

Por este motivo y por cómo actúan estos componentes en nuestro cerebro, es difícil parar de comer patatas, ya que nuestro cerebro nos dice que queremos seguir experimentando esa sensación placentera una y otra vez.

Del mismo modo, se ha comprobado que su textura crujiente consigue que el cerebro perciba las patatas como más agradables y frescas, por lo que aumenta el deseo de seguir consumiéndolas.

Bolsa de patatas fritas
Bolsa de patatas fritas | iStock

Por eso, es normal que una vez empiezas una bolsa te la tengas que terminar, incluso cuando no tienes hambre. Se trata del ciclo de recompensa, asociado a la adicción.

Y, en algunas variedades, las bolsas de patatas fritas contienen además aditivos y potenciadores de sabor (como el glutamato monosódico) con el que consiguen que el sabor sea mayor y que sean aún más irresistibles.

Así que, si alguna vez te has preguntado por qué no puedes parar de comer patatas, aquí tienes la respuesta.

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