DESDE LA LANA QUE SUELTA PELUSA AL CONTORNO DE OJOS
Cosas no comestibles que TAMBIÉN deberías guardar en la nevera
¿A que no sabías que todas estas cosas también puedes guardarlas en la nevera?
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Cuando nos encontremos ante una nevera tenemos que tener cierta prudencia. Sí, como lo oís, porque no todo lo que veamos cuando abramos la puerta es comestible y hay que ir con cuidado al hincar el diente a según qué o al meter el dedo en según que bote para rebañarlo. El folclore es amplio y nos encontramos con muchos trucos que incluyen la nevera como lugar de paso para conseguir algún que otro milagroso remedio, así que, para que no sufráis ningún percance cuando vayáis a alguna casa extraña y dudéis de si lo que estáis viendo es real o una alucinación, vamos a explicaros algunas de los objetos que podemos encontrar en una nevera y que no son comestibles.
Medicamentos
Si el propietario de la nevera es diabético, muy posiblemente encontrarás insulina. En este caso es necesario que así sea. Mucha gente guarda también otras medicinas aunque no esté en sus indicaciones. Si veis cajas con nombres que no os resulten demasiado familiares, mejor dejadlo pasar y no lo toquéis, que podemos provocar un disgusto en la salud familiar. Lo mismo sucede con algunas vacunas. Si has tenido que comprarlas y debes guardarlas hasta el día de la visita médica, utiliza el frío en según cuáles. Para asegurarte, pregunta al farmacéutico o al médico, no vaya a ser que el frío en este caso sea contraproducente. Si andamos de médicos y pruebas, puede darse el caso de encontrarnos algún bote con muestras más o menos escatológicas. No entraremos en detalles, dejamos a vuestra imaginación qué podría pasar al confundir alguna que otra cosa con crema de chocolate...
Siguiendo con cosas relacionadas con la salud, los más previsores pueden tener alguna bolsa criogénica, aquellas que se utilizan para evitar las inflamaciones cuando nos damos algún golpe. Un buen remedio que puede ser sustituido por una bolsa de guisantes congelados si nunca se te ocurrió comprar una.
Pegamento
Cuando abrimos la puerta a veces se oye un pequeño ruido de algo que se desplaza. Puede ser un tubo pequeño y medio aplastado que lleve bastante tiempo ahí dentro: un bote de pegamento. ¿Por qué se guarda en el frigorífico? Al parecer, hacerlo así conserva las propiedades de algunos de los productos químicos que los componen (cianocrilatos), ya que el calor acelera su función de unión. O sea, que si lo dejamos a temperaturas altas se "autopega".
Pilas
¿Quién no ha oído alguna vez que poniendo las pilas en el congelador o la nevera se recargan? Una leyenda urbana que quizá haya salido de malinterpretar algunas instrucciones. El calor disminuye la vida de la carga de las baterías y las pilas, de ahí que puede ser que alguien pensara en darles frío para que duraran más. Un truco extendido con el que también debemos tener cuidado, pues el frío extremo tiene los mismos efectos. Es más, según que tipo de batería podría explotar en el congelador y, por supuesto, contaminar los alimentos. Mejor dejarlas a temperatura ambiente.
Cremas
La mundo "beauty" también tiene su hueco en el refrigerador. Cremas y cosméticos se aposentan en ocasiones en el electrodoméstico por seguir las instrucciones de "conservar en lugar fresco y seco". Y está bien si tenemos en cuenta que el calor puede provocar que alguna que otra barra de labios pase a mejor vida, pero dependerá del tipo de cosmético para saber cuál es su lugar ideal. Aquellos que incorporen en su fórmula vitamina C o retinol; los productos naturales sin aditivos ni conservantes o algunas cremas para activar la circulación son más efectivos al conservarse en frío. El contorno de ojos también, ya que la temperatura ayudará a deshinchar las bolsas, igual que los antifaces y máscaras de gel para las que resulta imprescindible mantenerlas a baja temperatura para que sean útiles.
Jerséis y bufandas de lana
¿Quién no ha tenido alguna vez un jersey de angorina que ha ido dejando su rastro de pelo allí por donde ha pasado? Hace unos años, cuando esta prenda invadió la mayoría de los armarios, todo el mundo tenía el mismo problema. Te lo pusieras con lo que te lo pusieras, parte del suéter se quedaba en otra prenda. Para evitar ese derroche de pelusa, uno de los trucos más extendidos es meter en el congelador la prenda para evitar que suelte pelo. El uso del congelador como armario también es extensible en alguna ocasión cuando tenemos algún alérgico a los ácaros en la familia, sobre todo, si son bebés. Hay quien ante el instinto de protección de los suyos, ha utilizado el congelador para acabar con esos bichitos microscópicos que provocan la alergia al polvo.
Plastilina
Puede ser que en tu interior o en el de alguien cercano se esconda un artista, un pequeño escultor que trabaje moldeando plastilina y haya conseguido una pequeña obra que quiera conservar. Si es así, tendrá que guardarla en la nevera para que se endurezca, por lo que si nos encontramos con una figura de un dinosaurio o de una casa mejor no la toquéis y preguntad, no vaya a ser que os la llevéis a la boca pensando que es una gominola.
Lombrices para pescar
Preguntar si hay algún aficionado a la pesca en la familia sería bueno. Si es así y justo los próximos días tiene pensado salir a pescar, la nevera habrá sido el lugar escogido para guardar las lombrices que utilizará de cebo. Si ves una pequeña caja y tu curiosidad no puede resistirse, cuidado al abrir la tapa.
Vasos y jarras de cerveza
Los grandes bebedores de cerveza acaban utilizando la nevera como un gran almacén para que el momento de placer de saborear su bebida preferida sea lo más fácil y placentero posible. Para ello, poner copas, vasos o jarras en la nevera o en el congelador es habitual. Incluso podemos encontrar el abridor para que así nunca se pierda.
Bicarbonato
El bicarbonato, medio limón con clavo de olor, o el café, aunque no son tóxicos no estarán en la nevera para poder comerlos, sino para evitar absorber malos olores, así que mejor dejarlos como están y no utilizarlos para nada más.
Tabaco de liar y puros
El vicio también encontró su sitio y el tabaco de liar o los puros se acaban guardando allí. Dicen que el frío ayuda a mantener el tabaco fresco y no pierde el aroma y el sabor.
No entraremos a discutir su efectividad, así que, como suele decirse, el uso o la práctica de estos trucos será única y exclusivamente bajo vuestra responsabilidad. ¿Y vosotros? ¿Guardáis algo en la nevera que no debería comerse?
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